"Los humanos esperan generalmente de los seres otra cosa de lo que pueden darles; y lo que les dan de valioso, lo desprecian, porque no era esto lo que esperaban. Observad: ¿acaso las criaturas humanas sienten agradecimiento hacia el Creador? No, e incluso le hacen toda clase de reproches. ¿Acaso los hijos están verdaderamente agradecidos con respecto a sus padres? A menudo oís como les critican y se burlan de ellos… ¡Y no hablemos de las quejas que profieren los discípulos respecto a su Maestro! Por mucho que les den todos los métodos para trabajar sobre ellos mismos, perfeccionarse y llegar a ser verdaderos hijos e hijas de Dios, luminosos y resplandecientes, no es eso lo que quieren; quieren el éxito, los poderes, la gloria, volver a hallar a su alma gemela, y el Maestro es el culpable de no responder a sus deseos. Dios mío, ¿qué hacer con semejantes seres? No debemos sorprendernos luego si se sienten eternamente desgraciados. Que aprendan un poco a dar algo a cambio de todo lo que reciben del Señor, de sus padres, y de su Maestro – si tienen alguno. Que sean al menos un poco conscientes de que están recibiendo algo, y encontrarán la paz y la alegría."