"Meditar, rezar, no son actividades banales, deben haceros sentir sensaciones de una naturaleza particular. Si la meditación y la oración no os hacen sentir un calor, una luz, una fuerza, una alegría, un arrebato, es preciso que busquéis la causa. A veces, cuando se frota una cerilla, no se enciende porque está húmeda; o bien quizás porque es la caja la que lo está. Y si un mechero no se enciende, es porque le falta gas o bien la piedra está gastada. En las prácticas espirituales, así como en el plano material, los fracasos siempre tienen una causa que hay que descubrir. El intelecto jamás debe estar húmedo, y el corazón jamás debe estar seco. Es preciso que el corazón esté húmedo y caliente, y es necesario que el intelecto esté seco y frío. Un corazón seco se vuelve egoísta, y si está frio, le falta amor. Si se calienta el intelecto, se adormece, y si se le humedece demasiado, se pudre. Estas imágenes simples y claras deben ayudaros para remediar las dificultades de vuestra vida interior."