Se espera que la Familia sea la creadora de los vínculos más fuertes de unión, conocimiento, interés. La formadora de valores estéticos, éticos y morales; y de virtudes cardinales y teologales. La encargada de hacer sentir a cada persona que la conforma: acogida, apoyada, acompañada, aceptada, validada y amada. Porque es la principal responsable de propiciar el amor personal, verdadero y profundo en cada uno de sus miembros y educarlos para la vida. Para lo que es indispensable que los padres aprendan a vivir de forma sana y funcional tanto la felicidad como el sufrimiento, y así poder transmitirlo a sus hijos a través de su propio comportamiento, porque es cierto, que la palabra invita y el ejemplo arrastra.
Es frecuente que las personas expresen que su objetivo de vida es ser feliz, y que desean evitar el dolor o sufrimiento, y hasta temen sentirlo, porque lo ven como impedimento para sentirse felices. Pero el temor al dolor lo agendiza.
Sin embargo tanto la felicidad como el sufrimiento (dolor) son polaridades inherentes a la vida. Podría decirse que sin uno, no se tendría conciencia de la otra.
Por lo que es importante saber algo más sobre estos ellos, pero mucho es mucho mejor intentar vivirlos, como parte del crecimiento personal y familiar.
Con los conceptos profundos como felicidad, dolor, sufrimiento, amor, y otros, sucede, que todos tenemos una noción de ellos. Pero nos cuesta trabajo explicarlo, pero intentaré hacerlo.