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Con oración podemos tocar vidas de maneras que no son posible con otras actividades |
Texto Bíblico base: Colosenses 4.12
Los datos acerca de este Epafras son escasos. Muchos comentaristas creen que fue una de las personas claves en el establecimiento de la iglesia en Colosas, además de ser compañero de Pablo en su primer encarcelamiento. La verdad es que quedará perdido entre los millares de héroes anónimos que fueron parte de la expansión de la iglesia durante el primer siglo.
Nuestro versículo de hoy, sin embargo, nos da un pequeño vistazo de la clase de hombre que era este Epafras. Era un hombre de oración, que entendía que aun lejos de su gente podía seguir afectando sus vidas por medio de ruegos y súplicas a favor de ellos. Según el testimonio de Pablo, esta intercesión se llevaba adelante con una intensidad y un fervor que delatan una pasión poco común entre los que sirven.
No solamente esto, sino que este varón también mostraba gran discernimiento en lo que a la iglesia respecta. Sus oraciones no estaban limitadas a peticiones que tenían que ver con los detalles temporales de esta vida que tantas veces nos ocupan. Epafras pedía que se pudiera cumplir en ellos aquella condición que garantiza resultados eternos, el estar firmes, perfectos y completamente seguros en toda la voluntad de Dios.
Sin lugar a dudas Epafras no hacía más que imitar el ejemplo que había visto en el apóstol Pablo. Casi todas las epístolas dan testimonio de que el apóstol oraba frecuentemente por las iglesias que había fundado o visitado. En Romanos testifica de que «sin cesar hago mención de vosotros en mis oraciones» (1.9). En primera Corintios Pablo declara: «siempre doy gracias a Dios por vosotros» (1.4), En Efesios 1.16 comparte que «no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo mención de vosotros en mis oraciones». En Filipenses comienza su carta diciendo: «Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros, orando siempre con gozo en cada una de mis oraciones por todos vosotros» (1.3, 4). A los Colosenses les dice que «no hemos cesado de orar por vosotros» (1.9). A los de Tesalónica les recuerda que «siempre damos gracias a Dios por todos vosotros, haciendo mención de vosotros en nuestras oraciones» (1.2).
Estos siervos entendían que la oración es una de las armas más efectivas que tiene el pastor a su disposición. Con oración podemos tocar vidas de maneras que no son posible con otras actividades. Sospecho, sin embargo, que muchos de nosotros creemos que el verdadero trabajo del ministerio parece estar en reuniones, visitación y consejería. Richard Foster, en su libro Oración, nos recuerda que si realmente amamos a las personas, desearemos para ellos mucho más de lo que tenemos a nuestro alcance darles, y esto nos llevará a orar. El interceder es una forma de amar a otros.
Para pensar: ¿Se podría decir de usted que es una persona que «esfuerza intensamente» a favor de los suyos en sus oraciones? ¿Qué cosas impiden que usted pase más tiempo orando por su gente? ¿Cómo puede crecer en este aspecto del ministerio?
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