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General: MANTENGASE JOVEN TODA LA VIDA
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De: Lysa  (Missatge original) Enviat: 10/08/2009 22:41
MANTENGASE JOVEN TODA LA VIDA
¿Ha notado alguna vez que, mientras algunas personas a los ochenta todavía lucen
jóvenes, otras parecen viejas a los cuarenta? Es natural y normal que el cuerpo
envejezca, pero es una historia completamente diferente el que una persona “se
ponga vieja”. La diferencia es de actitud, como nos dice la Biblia: “Porque cual
es su pensamiento en su corazón, tal es él (Proverbios 23:7). La persona no
tiene que ponerse vieja, a menos que quiera.
Dios desea que no nos pongamos viejos, porque quiere usarnos todos los días de
nuestra vida. Como embajadores del Señor Jesucristo, tenemos la responsabilidad
de ser lo mejor, hacer lo mejor, y lucir lo mejor.

Hay siete cosas que podemos hacer para mantenernos jóvenes toda la vida:

1. SIGA APRENDIENDO. No se conforme con lo que ya sabe, pues tan pronto como
acepta las cosas como son, deja de seguir siendo joven. Manténgase acumulando
conocimientos acerca de cosas valiosas, comenzando con la Biblia. Proverbios
4:22 dice: “Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo”.
Cuando leemos las Escrituras, ponemos la Palabra de Dios en nuestra mente y
corazón, y comenzamos a pensar de la manera en que Dios piensa. A medida que
comenzamos a ver las cosas desde la perspectiva de Dios, dejamos de inquietarnos
y de preocuparnos, y adquirimos energías y una sensación de optimismo. Nuestro
cuerpo y nuestra mente funcionan mejor cuando no estamos llenos de temores,
ansiedad y frustraciones. Aun desde el punto de vista del envejecimiento físico,
es muy sabio aprender de la Palabra de Dios.
Además, la Biblia es una carta de amor que expresa la aceptación incondicional
de Dios de todos los que vienen a Él. Si capta la verdad de su amor y la
incorpora a su pensamiento diario y a su vida, le garantizo que se mantendrá
joven. Todo en nuestro cuerpo fluye de manera diferente cuando tenemos una
sensación de seguridad, contentamiento y sosiego en nuestro ser interior.

Debemos aprender continuamente algo nuevo sobre nuestra salud. A todos se nos ha
dado solo un cuerpo físico y somos responsables de ser buenos mayordomos de él.
Si queremos mantenernos saludables, debemos aprender a disciplinarnos. Recuerde
que el cuerpo es el templo del Espíritu Santo, y somos responsables, no sólo de
comer, dormir y ejercitarnos correctamente, sino también de protegerlo de
sustancias y prácticas dañinas.

Si dejamos de aprender, caemos en una “vida rutinaria”, que nos lleva al
envejecimiento. Encuentre algo para hacer ¿qué tal un programa de computadora u
otro idioma? Rétese a hacerlo. El aprendizaje continuo mantendrá su mente fértil
y joven.

2. SIGA AMANDO. El Señor no quiere que sus hijos vivan con amargura, ansiedad,
resentimiento u hostilidad, esas cosas afectan negativamente todos los aspectos
de nuestra vida. Es posible que patrones de conducta destructivos, como el
egocentrismo, los celos, o la ira, hayan echado raíces en vez del amor. Pero a
menos que tengamos la capacidad de amar a alguien, no podremos ser la persona
que Dios quiere que seamos. Ni tampoco podremos alcanzar o lograr las cosas que
Él ha dispuesto para nuestra vida.


Dios desea que amemos. Él nos creó no sólo para poder amarnos, sino también para
que pudiéramos amarlo a Él y amarnos los unos a los otros. El amor hace que
fluya energía en nuestra vida; las personas que aman siguen siendo jóvenes de
espíritu por la sencilla razón de que tienen ilusiones y entusiasmo. Por tanto,
para seguir siendo joven, enamórese de Dios, y aprenda a dejar que alguien le
ame.

3 SIGA RIENDO. ¿Sabía usted que la risa afecta cada célula de nuestro cuerpo?
Cuando reímos, nuestro sistema inmunológico es estimulado, y también nuestra
creatividad. Además, tendemos a bajar la guardia y a ser más abiertos y
transparentes.
Por supuesto, si usted está viviendo una vida de pecado y de rebeldía hacia
Dios, tiene razón para tener la frente arrugada, porque está marchando en la
dirección equivocada.

Pero el reír, es decir, tener gozo en el corazón, es de Dios. El Gran Médico nos
dice que “el corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca
los huesos”. (Proverbios 17:22). Tal vez esté pensando: Yo no puedo reír, por
las circunstancias en que me encuentro. Es verdad que hay cosas serias que no
nos permiten reír. Sin embargo, el gozo de que habla la Biblia no es una
jovialidad exterior sino una virtud interior que no depende de nuestra
situación. El gozo verdadero es el resultado de reconocer que un Dios soberano y
omnipotente vive dentro de nosotros, y que puede ayudarnos a sonreír, pase lo
que pase.

Algunas veces, la capacidad de sonreír es asunto de hacer un cambio de enfoque,
de nuestras circunstancias a nuestras bendiciones. La mayoría de nosotros
tenemos buena salud, un lugar donde vivir, y alguien que nos ama. ¿Y qué de unos
hijos, nietos, hermanas, hermanos, un esposo o una esposa maravillosos? O piense
en las cosas que agradece no tener, tales como una discapacidad física, dolor,
peligro o temor. Todos nosotros debemos tener un corazón agradecido, y nuestra
gratitud producirá jovialidad.

Lo que más nos hace parecer niños es la risa. Recuerde que la risa no es algo
que está restringido a los jóvenes; nunca debemos ser tan viejos como para no
poder reír. Dentro de cada mujer sigue habiendo una niñita, y dentro de cada
hombre sigue existiendo un niñito. Viviremos más años si dejamos que esa niñita
y ese niñito salgan, expresen lo que sentimos, y disfruten de la vida. Así que,
baje la guardia y vuélvase transparente. Tómese menos en serio. Si no tiene
amigos que lo hagan reír, consiga algunos. Y recuerde: los hijos de Dios deben
ser ejemplos vivientes de que, cuando Cristo entra en nuestra vida, hay una
razón para regocijarse.

4. SIGA TRABAJANDO DURO. El Salmo 92:14 nos compara con árboles vigorosos que
“aun en la vejez fructificarán”. Esto significa que debemos ser fructíferos y
productivos, a pesar de nuestra edad. No hay nada malo en jubilarse de una
carrera secular de toda la vida, pero dejar de trabajar para no hacer nada es un
pecado. Con una jubilación así, el cerebro le envía un mensaje al cuerpo: ¡Ya se
acabó todo! Comenzamos a ponernos viejos cuando ya no somos retados ni
motivados.

Si usted ha sido bendecido con dinero o experiencia, pregúntele al Señor que
quiere Él que usted haga con ellos después de haberse jubilado de su trabajo
secular. Hay innumerables ministerios y maneras de servir al Señor; por tanto,
pídale que le dé un plan. ¿Quiere seguir siendo joven? ¿Quiere que Dios le
bendiga? Entonces, sea útil.

5. SIGA DEJANDO ATRÁS....su carga emocional. Demasiadas personas viven en el
pasado, aferradas a viejas heridas. Atormentadas por las críticas, el rechazo y
los celos, viven llenas de amargura y perseguidas por resentimientos y
conflictos antiguos. Esos recuerdos despiadados doblegan el espíritu, las
emociones y el cuerpo. Sin embargo, Dios nunca tuvo el propósito de que sus
hijos vivieran con esas cargas.
Nos pondremos viejos rápidamente si no aprendemos a dejar atrás el pasado con
todos sus sentimientos de pesar, frustraciones y sufrimiento. Ese carga
emocional no va con quienes somos ahora. Dios quiere que concentremos nuestra
mente en el presente y en el futuro, y Él está dispuesto a quitarnos esas cargas
si sólo se lo permitimos. Pero primero debemos aprender a perdonar a los demás,
¡y a perdonarnos a nosotros mismos! y a estar dispuestos a dejar de vivir en el
pasado.

6. SIGA ANHELANDO...cosas mejores. No renuncie a sus sueños, o comenzará a
envejecer. Yo aprendí hace mucho tiempo que rindo más y que me siento más
motivado y más feliz cuando estoy trabajando tras un objetivo o esperando con
interés el disfrute de un deseo. La ilusión nos mantiene jóvenes.

Nunca se conforme con metas que sean demasiado pequeñas o demasiado fáciles. Así
como no debemos ser imprudentes, tampoco debemos evitar arriesgarnos, perdiendo
así la oportunidad de ver lo que Dios puede hacer. Sueñe y haga planes en
grande, tan grandes que sean imposibles de cumplirse sin la ayuda de Dios.
Recuerde que Dios tiene planes maravillosos para cada uno de sus hijos. Dígale:
“¿Qué planes tienes para mi vida?” ¡Luego, deléitese en el Señor y espere que Él
intervenga! (Salmo 37:4).

7. SIGA APOYÁNDOSE... en Dios. Si yo tuviera que elegir solo un versículo que ha
sido el ancla de mi vida, ése probablemente sería Proverbios 3:5, 6: “Fíate de
Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en
todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”.
Nunca deje de hablar con Dios ni de escuchar Su voz. Siga creyendo que Él lo
puede todo, y que lo hará. Si aprendemos a apoyarnos en el Señor para todas
nuestras necesidades, tanto en los tiempos difíciles como en los buenos,
experimentaremos una sensación de felicidad y de gozo. Por tanto, no tenemos que
ponernos viejos por causa de las dificultades, las pruebas o el sufrimiento.

¿Envejecerá su cuerpo? Sí, seguro. Pero eso no significa de ninguna manera que
también tendrá que envejecer de mente, de espíritu o de corazón. Le presento
este reto: Elija lo mejor de Dios. Comience a vivir hoy con la confianza y
seguridad de que Dios obrará en su vida para renovar sus fuerzas (Isaías 40:31).



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Resposta  Missatge 2 de 2 del tema 
De: sonadora55 Enviat: 11/08/2009 04:57
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