En paz me acostaré y asimismo dormiré
El guardián no duerme.
Dios es nuestro guardián, ese que cuida nuestro sueño y que nos hace dormir en confianza y paz cuando nos entregamos a su cuidado y a su dirección.
No hay nada más placentero que un buen sueño, que dormir en tranquilidad de conciencia.
Cuando sabemos que hemos obrado mal,
que hemos dañado gente,
que hemos malversado,
que hemos destruido,
que hemos calumniado,
que hemos descargado nuestra furia contra alguien,
esa alarma que es nuestra conciencia,
no nos deja paz ni tranquilidad;
entonces no podemos dormir plácidamente.
En cambio, cuando andamos en la luz, en armonía, en comunión con Dios y en paz con los demás, tenemos un sueño reparador.
Fuente: Columna, Josefina Navarro/ elcaribecdn.com
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