Si se pierde no se encuentra
Cierto día salieron a pasear juntas por un lugar,
donde se celebraba
una hermosa fiesta, la Ciencia, la Fortuna, la Resignación y la Honradez.
En el camino dijo la Ciencia: Amigas,
como puede darse el caso de que nos perdamos unas de otras en la fiesta,
es bueno convenir el lugar donde podamos encontrarnos de nuevo:
a mí podéis encontrarme en la Biblioteca de aquel sabio médico,
el doctor X que, como sabéis, es uno de mis viejos y mejores amigos.
La Fortuna dijo: --Yo me iré a esperarlas en el lujoso palacio
de aquel poderoso millonario a quien, como sabéis, siempre acompaño.
La Resignación dijo a su vez:
--A mí me encontraréis en la pobre y triste choza de aquel viejecito
a quien con tanta frecuencia veo, y quien,
sin exhalar jamás una queja, ha vivido tantos años
sufriendo los horrores de su negra suerte.
Como notasen las compañeras que la Honradez se mantenía callada,
le preguntaron: --A ti, amiga, ¿dónde te encontraremos?
La Honradez, bajando tristemente la frente, respondió: --A mí, quien una vez me pierde, difícilmente me vuelve a encontrar.--J. R. C.
La honradez es una perla de gran precio.
O vale la pena extraviarla. Cualquier otra cosa podría perderse,
pero jamás juegues con la honradez. La pierden muchos en la política,
en los negocios, en los estudios o en la religión.
Ella determinará el grado de credibilidad que tenremos en la vida.
Y que no se les tome cuenta del dinero cuyo manejo se les confiare,
porque ellos proceden con honradez. II Reyes 22:7
Así dice El Señor: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto,
en tierra no sembrada. Jeremías 2:2
Compartiendo con amor
Ledita
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