“Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.” 1 Pedro 1:23
¡Gloria al Señor Jesús que hemos renacido por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre!. Cuando la palabra viva de Dios transmitida con fe, revelación y unción penetra en un corazón destruye toda tiniebla, confusión y condenación trayendo sanidad, libertad y salvación. ¡Que momento tan sublime fue que penetraran estas palabras en los más profundo de nuestro ser! Querido hermano/a hemos sido nuevas criaturas en Cristo por la semilla de la palabra de Dios que fue implantada en nuestro corazón transformando nuestra vieja naturaleza, enterrándola, sepultándola y clavándola en la cruz para ahora ser vivificados en una nueva vida de resurrección. El mismo Espíritu que resucito a Jesús de entre los muertos es el que habita hoy en nuestro corazón ¡y somos uno con Él!. ¿Estas viviendo esta gloriosa vida de resurrección? Si no lo estás haciendo es porque has dejado de lado el precioso tesoro que es Cristo en nosotros la esperanza de gloria.
¿Qué es la vida de resurrección? Es la vida en el poder del Espíritu Santo, un vida gobernada por la palabra de Dios, por el temor y la sabiduría del Señor, donde el pecado no puede prevalecer, donde la angustia se desvanece como humo por la unción, donde la santidad es nuestra norma, nuestra regla de vida que surge espontáneamente y los mandamientos no son una difícil carga que llevar. (1 Juan 5:3)
Las palabras de Dios son las que siguen aun trasformando nuestras vidas, con ellas nos renovamos y nos alimentamos. Jesús utiliza la revelación de su palabra para perfeccionar y levantar a la iglesia y a cada uno de sus hijos: “…así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra” Efesios 5: 25-26 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Juan 15:3 El Espíritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida. Juan 6:63
No descuidemos nuestra nutrición espiritual, anhelemos a Jesús, busquemos su palabra, su revelación para nosotros, es luz a nuestro camino, es nuestra guía. Las palabras que recibimos de Dios por medio de la Biblia o de nuestros pastores, es la que nos vivifica y nos transforma.
No es cualquier palabra, es la palabra ungida de Dios con poder. No son palabras vacías meramente humanas, son palabras de vida, de verdad y liberación. No interesa tanto si son persuasivas o con gran elocuencia, lo que importa y tiene valor es la esencia que llevan en si, es la vida de Dios en las palabras, es la unción “Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida”. Juan 6:63
Las palabras de Dios vienen con el poder de producir fe e implantarla en nosotros, cuando abrimos nuestro corazón al Señor sus palabras producen fe. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Romanos 10:17
¡Tenemos que llenarnos de la palabra, desearla, buscarla y recibirla! Esta es la garantía de nuestra transformación, comer este alimento y todos los días, cuando dejamos de alimentarnos comenzamos a sentir la deficiencia espiritual, el vació y ahí debemos salir e ir por más.
Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos. Jeremías 15:16
Dios le dio a Josué el secreto del éxito: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”. Josué 1:8
Dios te bendiga
Publicado por Esteban Correa
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