¡No dañes los planes de Dios!
Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré un pacto entre mí y tí, y te multiplicaré en gran manera. (Genesis 17:1-2)
Si hay algo en que el ser humano tiene que aprender a lidiar es con el apresuramiento. Somos personas ligeras. Vivimos en un mundo de constante cambio. Hay una competencia tremenda. Estamos en una carrera y todos luchamos por encontrar nuestro lugar. No nos gusta hacer fila, no queremos esperar en los restaurantes, nos impacientamos si alguien conduce demasiado lento y va delante de nosotros. Cúantas veces no dejamos de terminar la palabra a la persona con la que estamos conversando porque nos desespera que no acabe de exoresar lo que nos quiere decir. Si ya por sí es muy difícil para nosotros ser pacientes, imagínense cuando se trata de esperar el tiempo en Dios.¡Más difícil se nos hace! Porque la matemática y el cronometador de Dios no es la misma que la nuestra, su reloj es bien diferente. Creo que no es fácil porque estamos en un mudo que de alguna manera se nos han facilitado las cosas y de alguna manera pensamos que nos lo merecemos todo. Que muchas veces decimos ahora y nos dan las cosas.
Dios es soberano y el tiempo es suyo, como suyas son todas las cosas que tenemos, no pensamos que Dios nos concede lo que necesitamos y no lo que queremos y cuando Él quiere.
ORACIÓN: Padre de la gloria y el poder, ayudanos a venir humillados ante ti y a darte las gracias por lo que nos das y por lo que no nos das, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, amén y amén.
Ministerio Internacional
-Fuente de Vida-
http://www.gabitogrupos.com/fuente-de-vida/general.php
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