EL SEGUNDO MANDAMIENTO
No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que esta arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las agua debajo de la tierra. No te inclinaras a ellas ni las servirás; Porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, Y que hago misericordia a millares a los que me aman y guardan mis mandamientos”.
(Deuteronomio: 5:8-10)
Dios lo dice muy claramente, que no hagamos escultura, ni imagen y que no nos inclinemos a ellas, porque el es un DIOS MUY CELOSO. Y aparte de ser muy celoso, es muy fuerte. Esto quiere decir que tiene mucho poder. Miren, en la forma que Dios lo ve, en este ejemplo. Yo, tengo tres hijos y los amo inmensamente con todo mi corazón. Pero si ellos no me buscan ni me piden las cosas que necesitan, si ellos en vez de recurrir a mí, acuden a donde mi vecina. Si es a ella a quien le piden, a quien aman, a quien le dan todo el amor, que deberían darme a mí, y yo que soy su madre me ignoran ¿Como pensarían ustedes que yo me pondría? ¿Cierto que muy celosa?
Bueno eso mismo siente Dios, cuando lo ignoramos y vamos y adoramos imágenes, que ni siquiera nos escuchan, porque no tienen vida.
¿Por qué han de decir las gentes: ¿Dónde esta ahora su Dios? Nuestro Dios esta en los cielos; Todo lo que quiso ha hecho. Los ídolos de ellos son plata y oro, obra de manos de hombres. Tienen boca mas no hablan; Tienen ojos mas no ven; Orejas tienen mas no oyen; Tienen narices mas no huelen; Manos tienen mas no palpan; Tienen pies mas no andan; No hablan con su garganta. Semejante a ellos son los que los hacen, Y cualquiera que confía en ellos. (Salmo 115: 2, 8).
Nunca me alcanzará la vida para agradecerle a Dios, que me haya creado. Me deleito en adorarlo, y en alabar su santo nombre, y me alegro mucho de saber que al Dios que yo le sirvo es un Dios vivo. Un Dios real, poderoso, majestuoso. Un Dios que cuando le hablo, me escucha, un Dios maravilloso, que me responde, que me habla, un Dios, que me mira con sus hermosos ojos. Un Dios que tiene manos y que cada vez que me siento triste y abatida, lo busco y siento su abrazo, ¡Gracias mi hermoso Señor, te amo!
Dios es un Dios celoso, porque nosotros sus hijos fuimos creados para alabarlo a el, para adorarlo, para amarlo solo a él, y no para inclinarnos a adorar, dioses ajenos, porque el único Dios de dioses es él.
“Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló con vosotros de en medio del fuego; Para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra, figura de animal alguno que esta en la tierra, figura alguna de ave alada que vuele por el aire. Figura de ningún animal que se arrastre sobre la tierra, figura de pez alguno que haya en el agua debajo de la tierra. No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas; Porque Jehová tu Dios los a concedido a todos los pueblos de bajo de los cielos. (Deuteronomio 4: 15-19).
Dios nos advierte que guardemos nuestras almas porque fácilmente la podemos perder. Si adoramos imágenes, él nos dice que cuando él hablo a su pueblo para enseñarles sus mandamientos, ninguna figura vieron, el no se mostró, porque nadie puede ver a Dios, solo escucharon su voz.
Entonces, la pregunta es ¿por qué? si Dios dice claramente en su Palabra que no quiere que adoremos imágenes, ¿por qué millones de personas lo hacen?
Por ejemplo, maría fue la mujer que escogió Dios, para que fuera la madre de su hijo Jesús, tuvo que haber sido una mujer extraordinaria. Dulce, decente, pura, tanto así que llamó la atención de Dios para que fuera la mamá de su hijo, del Salvador del mundo. Por eso yo admiro a María, primero porque fue la madre de Jesús, luego por sus roles como mujer, madre y esposa. Pienso que todas las mujeres del mundo debemos seguir su ejemplo. Pero no podemos, adorarla, ni pedirle a ella que interceda por nosotros ante Dios, porque ese papel es exclusivamente de Jesús. Él es el único que puede pedirle a su padre por nosotros, él fue el que murió en una cruz y derramó su santa sangre por nosotros, no fue María.
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, El cual se dio a si mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo”. (1 Timoteo 2:5,6.)
María, fue la madre de Jesús, más no es la madre de Dios. Es imposible que María sea la madre de Dios porque María fue un ser humano creado por Dios, por tal razón no puede ser su madre, porque fue Él quien la creó. María es hija de Dios también. Y lo mismo con muchas más imágenes que el enemigo se ha inventado para, separar al hombre cada vez más de Dios.
Por eso los invito una ves mas, no nos dejemos engañar del enemigo leamos la Palabra de Dios y pidámosle a él la sabiduría para poder entenderle y se haga real en nuestras vidas. Dice la Biblia: “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; Porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del señor. (Santiago: 1: 5, 6,7)
En este versículo nos damos cuenta, que a nuestro Dios, le gusta que sus hijos le pidan, porque él si tiene el poder suficiente para darnos todo lo que nosotros necesitamos. Como un padre bueno, que siempre quiere lo mejor para sus hijos. El señor nos habla, que visitó la maldad de los padres sobre los hijos.
Cuando nosotros pecamos contra Dios, nuestro pecado cae sobre nuestros hijos y sobre nuestros nietos, porque el pecado es generacional, pero si nos arrepentimos, de verdad de corazón, el señor nos perdona y arranca toda maldición de nuestras vidas y de las vidas de nuestra generación. Nosotros somos responsables de que nuestra generación esté fuera de toda maldición, buscando de Dios con todo nuestro corazón.
El último versículo, nos habla de que él tiene misericordia, para muchos, para los que lo aman y guardan sus mandamientos. Nuestro hermosos Señor nos ama tanto, que nos perdona el pecado mas grande que hayamos cometido, no importa cual sea, si en verdad vamos a el arrepentidos, y con la seguridad en nosotros mismos de que nunca más lo volvamos a cometer.
Y que lo amemos y le servimos solo a él, porque él es nuestro único y verdadero DIOS.
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