“Al Meditarlo, ¡Recházalo!”
Texto: Hebreos 12: 1
“Por tanto, nosotros también, teniendo en
derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del
pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por
delante”
Sin lugar a dudas el caer en pecado es meditado,
yo no creo en aquellos que dicen: “Cuando menos pensé, caí en el pecado”. No
creo esta frase porque me parece que es otro pecado mas llamado mentira, pues
que el caer en el pecado la gran mayoría de veces es meditado.
Si, meditado porque tú no vas y pecas sin antes
pensarlo. Todo aquel que es un nacido de nuevo no me va dejar mentir que antes
de concretar el pecado, lo pensaste, lo analizaste, pensaste en las
consecuencias y aun así te dejaste llevar por tus deseos engañosos y concretaste
lo que en un principio solo era una tentación.
Cuando pecas nadie te obliga a hacerlo, eres tu
mismo quien decide ser fiel a Dios, o caer en la infidelidad dándole rienda
sueltas a tus deseos carnales.
Si, porque el pecado es eso, es la satisfacción
de los deseos carnales que no tiene que ver en nada con el hecho de querer
agradar a Dios que es lo que tendría que ser nuestro propósito de vida.
Posiblemente tu eres una de esas personas que
sabes muy bien cuando estas mas vulnerable a caer en el pecado. Quizá es cuando
te sientes defraudado por algo o alguien, quizá es cuando tuviste una pelea con
cierta persona y esto te llevo a ser mas vulnerable a la tentación a tal punto
que decidiste caer en ella. Digo decidiste porque eres tu al fin y al cabo quien
decide pecar o no.
No vengamos con mentiras delante de Dios diciendo
que no soportamos la tentación, no mientas, pues el mismo Señor dijo que no
podría ninguna tentación que no sea humana, y dijo que aun así, Fiel es Dios que
no nos dejaría ser tentados mas de lo que podamos soportar, y mas aun, junto con
la tentación dará la salida.
Es por eso que llego a la conclusión de que todos
aquellos que en algún momento pecamos, hemos meditado ese pecado, ¿Cómo?, tan
fácil te lo describo:
Estabas ahí en ese lugar, cuando por tu mente
paso la idea de concretar el pecado, lo pensaste y te diste cuenta que al
hacerlo estabas dañando tu relación personal con Dios, estabas alejándote de la
santidad a la cual el Señor te llamo y sobre todo pensaste que al hacerlo te
ibas a sentir mal e indigno, pero aun así, ese pensamiento siguió dando vueltas
en tu cabeza, lo pensaste una y otra vez, y cada vez que lo meditabas llegabas a
la conclusión que eso era fallarle a Dios, cuando El había sido tan bueno
contigo, pero tus deseos carnales estaban tan ansiosos de ser alimentados, que
ese pensamiento siguió ahí, hasta el punto de que aun sabiendo todo lo malo que
esto traía consigo, decidiste concretarlo, sabiendo hipócritamente que luego
podías pedir perdón a Dios..
Es así como el pecado es meditado y peor aun, nos
aprovechamos de la gracia de Dios, ¿Qué tal si la gracia de Dios desapareciera
de tu vida?, ¿Qué tal si lejos de vivir en la gracia viviéramos en la Ley?, en
donde se dice que TODA alma que pecare, ciertamente morirá. Te
aseguro que si fuera así, muchos lo pensarían mucho más antes de dejarse llevar
por sus deseos carnales.
Amados hermanos, ¿Por qué aun cuando somos
concientes que el pecado daña nuestra relación personal con Dios, aun así
decidimos caer en el?, ¿Por qué?, ¿Será que la tentación es insoportable?,
definitivamente eso no es así, la respuesta del ¿Por qué? Es tan sencilla como:
“Porque quisiste”.
Así de simple, pecaste porque lo quisiste hacer,
aun sabiendo las consecuencias que este te traería. ¿Cuántos de nosotros hemos
experimentado esas dolorosas consecuencias de un momento de debilidad humana?,
Dios quiere que entiendas que es hora de no ceder al pecado, que si este ha
estado siendo meditado en tu mente, este es el momento en que entiendas que
ESO JAMÁS SATISFACIRA TU VIDA.
Pueda que el pecado satisfaga a los deseos de tu
carne, pero JAMÁS será algo que honre el Nombre del Señor, ¿Con
que propósito vives en este mundo?, ¿Para satisfacerte a ti mismo ó para
satisfacer a Dios?
Es momento que dejemos que Dios nos tome de su
mano, es hora de comprender de que Dios no te ha dado un espíritu de cobardía,
sino de poder, de amor y de dominio propio. Que tú eres más que vencedor en
Cristo, y que si Jesús venció al mundo, nosotros no debemos de temer, pues de El
viene la fortaleza.
Ya no es justo que sigas con una vida de pecado,
ni mucho menos que pases largo tiempo de tu día meditando en el hecho de caer en
el. Es hora que reconozcas que tienes la mente de Cristo y que es necesario
limpiarla de todo aquel pensamiento que me este causando conflictos
internos.
Huye del pecado, si estas en un lugar donde sabes
que te será mas propicio caer en el pecado, huye de ahí, escapa por tu vida, si
tienes amistades que sabes que te inducirán al pecado, ¿Qué estas haciendo con
ellos?, aléjate del pecado y muestrales tu anhelo de querer vivir santamente,
sin dejar de mantener comunicación con ellos. Si sabes que pasar por algún lugar
en específico te será motivo de ser tentado, trata de no pasar por ahí, si sabes
que discutir te hará más vulnerable a fallarle a Dios, entonces trata de no
discutir y de solucionar los problemas sin llegar a la frustración y como
consecuencia la debilidad a ceder al pecado.
Amados, cada uno tenemos en el Señor las mismas
probabilidades de decir NO al pecado, reconozcamos al Señor
como el único que puede derramar sobre nuestra vida fortaleza y dominio propio
para decir NO al pecado, para evitar de esta forma meditar
largos ratos en el pecado antes de concretarlo.
Recuerda sobretodo lo que dice Romanos 6: 23
“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida
eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.
Si Cristo es tu Señor, entonces toma su dadiva
como razón para no pecar, pues la vida eterna de Dios es mas gratificante que
cualquier satisfacción carnal momentánea. No sea que permitiendo que el pecado
se enseñoree de tu vida dejes de alcanzar la vida eterna y la cambien por su
paga, que es la muerte eterna.
Es momento de ser inteligente y analizar en que
momentos estamos meditando en el pecado, para ponerle punto final, antes de
llegarlo a concretar. Y te aseguro que si hacemos de esta manera, Dios estará
feliz de tu determinación de no ceder ante el pecado.
Dios anhela que al meditar en el pecado,
no cedas a El, sino que lo RECHACES si lo haces serás
bienaventurado.
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