La Hoja de yagrumo
El yagrumo es un árbol muy común en ciertas áreas de nuestra isla, Puerto Rico. Se distingue por sus grandes y hermosas hojas dotadas de una característica muy peculiar: Cuando el viento sopla sobre ellas, tienden a virarse, cambiando su verdor de la parte superior a un color plateado en el lado inferior, mostrando así parte de su naturaleza hasta entonces oculta. El cambio radical que se opera en el árbol, hace de éste, uno completamente diferente. ¡Como si las hojas, en una aparente ingenuidad, se valieran de cierta astucia o picardía para mostrar su verdadera esencia delante de todos!
Cuando visito el hogar de mi suegra, en el privilegiado, por lo hermoso, sector de Guavate, en Cayey, PR, en ocasiones me extasío observando la belleza de la creación que se aprecia desde el lugar, incluyendo una gran cantidad de yagrumos que, a la distancia, parecen confabularse para dejarse llevar por la fuerza que les impulsa, como queriendo confundir a quien desconoce su naturaleza.
Comparo al yagrumo con ciertos personajes en el mundo de los vivientes que, aparentando una vida casi ejemplar, guardan en lo más recóndito de su ser la contraparte de su personalidad la cual, cuando es agitada por las pasiones, se les olvida guardar el recato al que están acostumbrados cuando no les sopla el viento. “Ser alguien como las hojas del yagrumo”, según el diccionario de la Real Academia Española, “ es ser falso, inconstante y de dos caras.”
¡Cuánto el Señor nos habla por medio de su creación! De la misma manera que por 33 años en la tierra echó mano de cuanto encontraba a su paso para traer enseñanzas a los que le seguían, así también ahora…
“Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. Por toda la tierra salió su voz y hasta el extremo del mundo sus palabras.” Salmo 19:2,4.
Por: Zaida C. de Ramón
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