¡Que Difícil Es Dar Gracias A Dios Cuando Estamos En Pruebas!
Cada vez que leemos la prensa, escuchamos la radio y vemos los programas noticiosos por la televisión, nos deprimimos más y más. Estamos viviendo en unos tiempos donde la maldad ha aumentado a tal grado que no nos sentimos seguros ni aun en nuestros propios hogares. Nuestra nación se puede comparar con aquella nación que nos habla el profeta Isaías en el primer capitulo de su libro. “Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra” (Isaías 1:9). Nuestros políticos que han sido elegidos para representar nuestros intereses, se han corrompido. “Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda” (Isaías 1:23).
PENSAMIENTO DE HOY
“Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, temible, que guardas el pacto y la misericordia, no sea tenido en poco delante de ti todo el sufrimiento que ha alcanzado a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta este día” (Nehemías 9:32).
Los tiempos en que vivió Nehemías, no eran muy diferentes a los tiempos en que estamos viviendo actualmente. Pero Nehemías comprendió que todo lo que su nación estaba pasando, no era porque Dios no los amara. El comprendió que a pesar de los sufrimientos, las pruebas, los tormentos, Dios seguía siendo justo. Comprendió que no podía culpar a Dios por la depravación del gobierno, de los sacerdotes, de sus padres, de la nación en general. “Pero tu eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho lo malo” (Nehemías 9:33). De manera que en este día le damos gracias a Dios por su justicia. Le damos gracias porque en estos momentos tan obscuros, podemos ver la luz brillante de su amor. En estos momentos de incertidumbre, podemos ver su mano extendida hacia nosotros y podemos oír su voz diciéndonos: “No temas, porque yo te redimí. Te puse nombre, mío eres tu”. “Por causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos promesa, y la escribimos, firmada por nuestros príncipes,…” (Nehemías 9:38). Por esta causa te damos hoy “Gracias, muchas Gracias”.
Rev. Alfonso Díaz - IBHVI