JESUS EL DON DE DIOS
Las familias judías acostumbraban llevar a cabo ceremonias luego del nacimiento de una criatura. (1) Circuncisión. A cada niño se le circuncidaba y se le ponía nombre después del octavo día de su nacimiento. La circuncisión simbolizaba la separación de judíos y gentiles y su relación especial con Dios. (2) Redención del primogénito. El hijo primogénito se presentaba un mes después de su nacimiento. La ceremonia incluía volver a comprar “redimir”, el niño de Dios mediante una ofrenda. Además, los padres tenían en mente que el niño pertenecía a Dios, quien es el único que tiene poder para dar vida. (3) Purificación de la madre. Cuarenta días después del nacimiento de un hijo y ochenta días después del nacimiento de una hija, la madre permanecía impura ceremonialmente y no podía entrar al templo. Al final del tiempo de separación, los padres iban y traían un cordero para ofrecerlo y una paloma en ofrenda por el pecado. El sacerdote podía sacrificar estos animales y declarar su pureza. Si un cordero era caro, los padres podían traer una segunda paloma en su lugar. Esto es lo que María y José hicieron. Jesús era el Hijo de Dios y su familia llevo a cabo estas ceremonias de acuerdo a las leyes de Dios. El no nació bajo la ley, en cambio y a pesar de esto, la cumplió a la perfección.
PENSAMIENTO DE HOY
“Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por el conforme al rito de la ley, el le tomo en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación” (Lucas 2:27-30).
Los judíos estaban al tanto de las profecías del Antiguo Testamento que hablaban de las bendiciones del Mesías a su nación. No siempre daban igual atención a las profecías que anunciaban que no solo salvaría a los judíos, sino a todo el mundo. Muchos pensaban que El vino a salvar solamente a su pueblo. Lucas aseguro a su audiencia judía que Jesús vino a salvar a todo aquel que creyera.
José y María se maravillaron por tres razones: Simeón dijo que Jesús era un don de Dios; lo reconoció como el Mesías; y agrego que Jesús seria la luz para todo el mundo. Esta era, al menos, la segunda vez que recibían a María con una profecía relacionada con su Hijo; la primera fue cuando Elizabet la recibió como la madre de su Señor. Simeón profetizo que Jesús seria una señal paradójica. Algunos caerían por causa de El, mientras que otros se levantarían. Con Jesús no habría una posición neutral, la gente lo aceptaría con alegría o lo rechazaría por completo. Como la madre de Jesús, sufriría debido al rechazo generalizado que El enfrentaría. Esta es la primera nota triste en el Evangelio de Lucas
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