Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él” 1 Juan 3:21
El que nos dice estas palabras es el apóstol Juan, quien fuera, en su tiempo, el mas joven de los discípulos de Jesús. Cuando escribe esta carta habían pasado muchos años desde la crucifixión, muerte y gloriosa resurrección del Maestro y su posterior ascenso a los cielos. Pero el paso de tantos años no hizo mella en su memoria. Guardaba frescos los recuerdos del tiempo compartido con Jesús. Y junto a Él había aprendido el concepto de fidelidad, pues El Señor había cumplido con todas y cada una de las promesas que les había hecho a sus seguidores. Y, sobre todo, había dado fiel cumplimiento a su promesa más maravillosa: Vencer las cadenas de la misma muerte. Juan aprendió que seguir fielmente a Dios era el seguro camino a todas sus bendiciones. Y, desde su propia experiencia, alentaba a sus lectores a vivir una vida obediente a la voluntad de Dios para recibir sus recompensas.
Y hoy, los destinatarios de esta carta somos nosotros. Oyente de las mejores palabras, hacete amigo de Dios. Jesús es el único que puede colmar tu corazón de felicidad. El único con el poder suficiente para llenar el vacío de tu alma. Para tu enfermedad tiene la respuesta, para tu problema familiar, para los conflictos del corazón, para tu economía en bancarrota. ¡Él puede y quiere ayudarte! ¿Y cuál es el precio que hay que pagar? Que lo recibas en tu corazón como tu Señor y Salvador. Que Él sea verdaderamente tu Dios. Que al leer la Biblia comprendas que esa es su ley, y que someterte en amor a ellas te harán merecedor de todos sus favores. Te aliento a que medites en esto: Dios te promete cumplir con tus ruegos y súplicas a cambio de tu obediencia. ¡Entonces el cielo se abrirá para vos y tu familia!
fuente. Iglesia Nueva Vida
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