Échame a Mí la Culpa
Si no estás conforme con tu nacimiento, puedes culparme a mí, porque aún desde el principio te pensé y deseé crearte. Yo te diseñé, te di matices hermosos para que fueras único y te sintieras especial, eso que a veces no valoras de ti y que cuestionas, es lo que te hace particular y auténtico.
Si quieres huir, correr de mi lado, escaparte de mi presencia porque no te agrada lo que estás viviendo y sientes que nadie te quiere ni te comprende; échame a mí también la culpa. Me declaro culpable por estar seguro de que serías más fuerte de lo que imaginas y que podrías desafiar cualquier reto con mi ayuda. Por considerar que recordarías que en los momentos más difíciles de tu vida yo estaría acompañándote aunque no me vieras ni sintieras.
Soy culpable inexorable de amarte infinita e incondicionalmente. De dar mi vida por ti, de querer por siempre abrazarte. No tiene límites este afecto sin medida que tengo por ti. Pero tú insistes en ir de forma contraria, en querer caminar a solas y distanciado de mí.
Soy responsable de darte la vida, de querer que vivas rectamente y que disfrutes plenamente de todo lo que he creado para ti. No soy responsable de las decisiones que tomas a la ligera, del dolor que arrastras cuando pecas. No tengo la culpa del daño que te haces a ti mismo. El mal no proviene de mí.
Pero hay algo que quiero que sepas, independientemente de todo lo que hagas, digas o cuestiones y es lo siguiente… Nada hay que pueda hacer que mi amor mengue por ti, nada puede apartarme ni dejar que yo desee una vida mejor para ti. Mi esencia es el amor, yo soy el amor. Nadie hay que pueda amarte igual o más que yo, porque aunque eres mío, te dejo elegir. Solo espero que algún día dejes de culparme y me ames tanto como a yo a ti te amo.
Autora: Brendaliz Avilé
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