Dios Te Da y Tu Te Quitas A veces la vida tiene pruebas muy duras, dolores muy profundos,
lagrimas muy amargas, que no estan en nuestras manos poder evitar.
Pero otras veces, nos da salud, los medios suficientes, hijos buenos,
un marido que no quiere dejarnos. Y somos nosotras las que nos
empenamos en deteriorar esa felicidad, en desgastarla sin saber valorarla…
con esa aridez de las alteraciones constants, del martilleo, de la irritabilidad,
por pequeneces, de la falta de tolerancia, de suavidad, de comprension.
Se pasa por alto lo esencial y se deja que nimiedades cotidianas
nos enverven y nos invadan la intimidad del amor…
Ladrillos mal puestos todos los dias pueden derribar un edificio.
La llovizna constante puede podrir una raiz.
Esa voz de viento amenazador puede abrir las puertas y ventanas,
provocando el deseo de salir a la calle y vivir como huyendo,
con deseos de respirar.
No exijas tanto, no te desgastes en demasiadas perfecciones que
mas bien perjudican y no unen ni fomentan. Vives reclamando derechos.
Proclamando deberes. Recriminando el desorden. Repiqueteando una y
otra vez las mismas cosas, que de pequenas se van agrandando
y llegan a envolverlos a todos hasta desaparecer la armonia,
la convivencia, la sabrosura de un hogar.
Siempre la sensura al hijo que pone discos y deja el cuarto en desorden.
Un hijo que vive en remolino y, sin saberlo, anhela paz y comprension.
Cuando organizas la vida de la casa, acuerdate que estas planeando
sobre seres humanos, llenos de debilidades y defectos, con una
personalidad propia, con gustos, habitos, tendencies, maneras de
actuar y de vivir, que tienes obligacion de respetar. En vez de esperar
el momento adecuado para un dialogo razonable y sensato, explotas,
discutes por todo, de manera airada, y descompuesta. Y recurres al arma
que siempre tienes a mano: la cara larga, el silencio, voluntariamente
prolongado, esperando a ver cuanto resiste tu adversario.
Reflexiona desde hoy…Usa tus energies con alegria…
No hagas amargas tus responsabilidades. Despreocupate un poco y
diluye con carino y buen humor las situaciones que puedan ser conflictivas…
No te tomes tan en serio cada detalle.
Cuanto desperdicio de lo que Dios te da, y tu te quitas!
-Zenaida Bacardi de Argamasilla-
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