QUE NADA TE DISTRAIGA
Salmos 145. “Te exaltaré, mi Dios, mi Rey, Y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre. Cada día te bendeciré, Y alabaré tu nombre eternamente y para siempre. Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; Y su grandeza es inescrutable”.
Siguiendo el ejemplo de David, no debemos dejar de adorar y alabar a Dios porque estemos enfrentando luchas o dolores. Nuestra adoración y alabanza a Dios, en realidad nos libera de esas situaciones. La adoración y la alabanza libera al corazón aun del más profundo abismo de la fealdad del pecado. David es un gran ejemplo como adorador. Dios encontró en él lo que buscaba. Lo llamo “un varón conforme a su corazón”. David entendía que la adoración no era solamente exaltar a Dios cuando todo iba bien, en medio de grandes tribulaciones el podía reconocer la grandeza de Dios. Aun estando sumergido en el peor de sus pecados David podía volverse al Señor, arrepentirse y ser limpiado para poder adorarle nuevamente. Podemos ver la misericordia de Dios sobre David y hoy por la sangre de Jesús, tenemos una invitación abierta para acercarnos con corazones puros a El. La adoración y la alabanza no es sόlo para aquellos cuyo carácter es moralmente correcto sino que también El recibe al adorador que es honesto que confiesa su pecado, se arrepiente y luego le alaba como si nada hubiera ocurrido. El Señor requiere que vivamos vidas de adoración y alabanza no sólo que tengamos momentos de adoración y alabanza. Estas dos formas de comunicarnos con Dios nos llevarán siempre a concentrarnos en sus bendiciones .
con cariño mahch5