Jesús dice: "Bienaventurados los pobres, los mansos, los que lloran, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz, los perseguidos por causa de la justicia" (Mateo 5)
Estas palabras nos ofrecen un autorretrato de Jesús. El mensaje del Evangelio es éste: Seamos como Jesús, tenemos su autorretrato. Mantengámoslo siempre presente y pronto aprenderemos qué significa seguirlo, conocerlo y aceptarlo en nuestra vida, para llegar así a ser como Él.
Jesús el Compasivo:
Llora la muerte de su amigo Lázaro (Juan 11: 33-36)
Llora cuando mira de lejos a Jerusalén (Lucas 19: 41-44)
Jesús el Justo:
El bienaventurado hijo de Dios, tiene hambre y sed de justicia. Se resiste a aquellos que procuran obtener riquezas e influencia por medio de la opresión y la explotación, con fervor proclama que el camino hacia el Reino de Dios, no está en ofrecer sacrificios sino en dar de comer a los hambrientos, en vestir a los desnudos, en visitar a los que están enfermos o en la cárcel. (Mateo 25: 31-46)
Quiere que nosotros vivamos con el mismo hambre y la misma sed.
Jesús el Misericordioso.
La misericordia proviene de un corazón compasivo; surge del deseo de ser igual. Jesús quiso ser uno de nosotros y sentir con nosotros, de manera profunda. Miremos a Jesús cuando queramos saber cómo mostrar misericordia a nuestros hermanos.
Jesús el Manso.
Es de manso corazón aun cuando habla con gran fervor y crítica contra todas las forma de hipocresía y no tiene miedo de condenar el engaño, la vanidad y la opresión. No quiebra la caña cascada ni apaga la mecha humeante (Mateo 12: 20)
Responde al sufrimiento de la gente, cura sus heridas y ofrece valor a los de corazón débil. Jesús vino a traer noticias a los pobres, vista a los ciegos y libertad a los cautivos (Lucas 4: 18-19)
Como seguidores suyos, nosotros estamos llamados a esa misma mansedumbre.
Jesús el Puro de Corazón:
El amado de Dios, tiene un corazón puro. Jesús deseaba solamente hacer la voluntad de su Padre Celestial. Sea lo que fuera que Jesús hiciera, lo hacia como obediente Hijo de Dios. "Lo que he oído de él es lo que hablo al mundo... Y el que me ha enviado está conmigo, no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él" (Juan 8: 28-29)
Esa pureza es lo que le dio a Jesús y nos dará a nosotros una verdadera visión espiritual.
Jesús el Hacedor de Paz:
Su paz no significa ausencia de guerra. No es simplemente armonía o equilibrio. Su paz es la plenitud del bienestar, dada gratuitamente por Dios. Jesús dice: " Mi paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da." (Juan 14: 27)
Jesús hizo esa paz dando su vida por todos nosotros. No es una paz fácil, pero, es eterna y viene de Dios. ¿Estamos dispuestos a recibir en nuestro corazón esa paz que solo se logra aceptando en nuestro corazón el sacrificio de la cruz?
Jesús... ser como Él:
Muy a menudo tomamos distancia con respecto a Jesús. Decimos: "No podemos saber lo que Jesús sabía, ni hacer lo lo que Él hizo. "Pero Jesús no pone distancia entre Él mismo y nosotros. Dice:
"A vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído de mi Padre os lo he dado a conocer" (Juan 15: 15)
Y también: "En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí hará también las obras que yo hago, y mayores aún" (Juan 14: 12)
Estamos llamados a saber y a hacer lo que Jesús sabía y hacía. ¿No es esta una responsabilidad maravillosa?
Este es mi Jesús mi amado Salvador el cual deseaba que también tú conocieras y amaras.
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