Para Todo Hay un Proceso
por Brendaliz Avilés
Nadie desea ser la oruga, todos quieren ser mariposas,
pero sin la oruga y su proceso, no hay metamorfosis,
ni existe entonces la mariposa.
Ninguna doncella quería besar al sapo,
todas anhelaban el beso del guapo príncipe,
pero si no hay beso para el sapo,
no se puede descubrir al príncipe.
Muchos ansían volar como águilas,
pero pocos están dispuestos a pasar por el proceso de renovación que permitirá al águila rejuvenecer y remontarse alto.
Queremos resplandecer como el oro, ¡pero qué mucho duele estar en el horno de fuego para purificarse!
Deseamos la gloria, pero la disciplina que conlleva
el precio del éxito nos intimida.
Aspiramos llegar a la cima de la montaña, sin escalar los peldaños, cruzamos el río antes de llegar a él.
Para ser utilizados por Dios hay un precio que pagar,
y una voluntad que entregar. El pagó el precio, pero a cambio exige obediencia, responsabilidad y entrega.
Por todo cuánto quieras hay que luchar, hay que dar la batalla.
Quienes lograron algo en la vida y sobrepasaron al promedio de la gente, no se quedaron sentados mirando a ver qué pasaba. ¡No!
Ellos estuvieron en el mismo frente de batalla, en el fragor de la lucha. Lo que ardía en sus corazones era la llama de querer alcanzar algo más, un ideal, un objetivo.
Así como todo en la vida tiene su tiempo, para todo también hay un proceso. Un comienzo y un final; un principio y una conclusión. Cuán lejos puedas llegar y todo lo que logres alcanzar, dependerá de cuán dispuesto estés a trabajar, luchar y soñar y soportar sin descansar.
El secreto y la belleza se esconden tras el proceso.