LA LINTERNA ERES TÚ
“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen á vuestro Padre que está en los cielos”.
San Mateo 5:16
“He recibido destellos de luz, y esos destellos vienen de Dios, pero la linterna eres tú”.
Estas han sido las palabras que recibí en estos días de una hermana llamada María Mireya. Desde entonces no he podido dejar de pensar en ellas no solo porque suenan bonitas, sino porque están cargadas de una verdad tan profunda. Por tal razón he decidido escribir algo sobre esto.
Nosotros somos los recipientes de Dios, los vasos que a él le place utilizar para su gloria y honra con el fin de atraer más almas para su reino. El solo hecho de saber que estamos cumpliendo con Su propósito debe no solo emocionarnos sino que también sentir nuestros corazones inundados de amor al saber que él nos escogió para que fuéramos instrumentos de su poder, de su gloria y de su honra.
Sonrío al imaginar que entre tantas personas él fijo sus ojos en mí, en que me puso nombre y soy de su propiedad. Él me escogió entre muchos de sus propósitos para que a través de lo que escribo o digo muchas personas puedan ser ministradas y puedan recordar cuán grande es el amor que Dios tiene para con cada uno de ellos.
Es importante que recuerdes que a través de cada cosa que tú haces por amor a Dios y en beneficio de que las vidas sean alcanzadas y restauradas, eres bendición. Ciertamente nuestros destellos vienen de Dios, el sopla sobre nosotros un brillo y un esplendor especial. Y aunque muchas veces no lo notemos donde nos paramos hacemos la diferencia. Que hermoso que Dios me recordó a través de esta hermanita que soy una linterna. Y la linterna provee luz en medio de la oscuridad. Esa pequeña llamita hace la diferencia entre ver algo o no ver nada. Todos nosotros somos lamparitas en las que Dios deposita su aceite y su unción si le buscamos y deseamos hacer la diferencia.
Cada vez que emitimos un destello de luz en la vida de alguien, nuestro Padre se regocija porque la esencia de Dios es el amor y él es todo luz. Cuando nosotros vivimos tratando de seguir su ejemplo el Padre orgullosamente se complace y recibe esa ofrenda, ese servicio que humildemente le estamos dando. Por tanto no se te debe olvidar que todo lo que hagas debes hacerlo como si fuera para Dios. Eso es lo que hace la real diferencia. Cuando pensamos que al hacer el bien se lo estamos haciendo a Dios nuestro corazón reboza de una alegría y un placer que nada ni nadie en el mundo nos puede quitar.
Pero si a tu vida le falta aceite, si el cristal de tu linterna está roto, puedes ir ahora mismo al altar de reparaciones de Dios en oración. El volverá a hacerte una linternita útil y que brille por doquier. Ustedes mis hermanos son tan valiosos para Dios y él desea que recuerden que son algo así como esas estrellitas que iluminan el firmamento en medio de la noche.
Cada uno de ustedes tiene una luz especial que ilumina la oscuridad que muchas veces invade a este mundo, por tanto, no dejemos que nuestra lamparita deje de emitir la luz de Cristo.
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Escrito Para: escritosdelsilencio.blogspot.com - www.devocionaldiario.com - www.destellodesugloria.org
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