¿Qué fue lo que causó que Elías se escondiera en una cueva? Quizás el temor, la intimidación, la inseguridad, el pensar y sentir que estaba solo en medio de su lucha. Por un momento en medio de su desesperación, olvidó las grandes victorias que Dios le había dado y más aún, que él contaba con el llamado, el respaldo y la aprobación de Dios.
¿Cuántas veces nos hemos sentido o nos ha pasado como a Elías? Hemos escapado, nos hemos ocultado en la cueva para que nadie nos encuentre. Para tratar de olvidarnos de todos y de todo. La cueva representa ese lugar donde quisiéramos enterrar nuestros talentos ante un momento de crisis. Ese lugar donde quisiéramos olvidar todo aquello que nos molesta. Representa el refugio que muchas veces buscamos fuera de Dios. Es el escape para tratar de decirle a Dios “olvídate de mi por un momento, no quiero más hacer esto”.
Sin embargo el salmista decía que donde quiera que él se escondiera Dios lo encontraría. Así sucedió con Elías, Dios fue a buscarlo a la cueva donde se encontraba. En medio del silbido apacible le dio las palabras que Elías estaba necesitando, lo alimentó y le dio instrucciones claras y precisas sobre lo que tendría que hacer. Le recordó que largo camino le restaba.
Tienes que salir de la cueva para experimentar el poder de Dios en tu vida. Tienes que estar dispuesto a someter tu voluntad y rendir ante Dios todos los temores, ansiedades, problemas y cosas que no te permiten ver más allá de lo que Dios quiere hacer con tu vida.
Estar en la cueva no nos protegerá, sino que nos aislará del propósito de Dios para nuestras vidas.
Autora: Brendaliz Avilés