ESPERANDO CON FE
"Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú quién eres? sabiendo que era el Señor". San Juan 21:12
La Palabra de Dios tiene el poder de abrir nuestra mente y espíritu a las bendiciones que siempre han estado allí esperando que las obtengamos. Las cosas espirituales son tan reales como las que podemos ver. Dios, aunque sea espíritu, es tan real como nosotros.
Cuando Jesús resucitó de entre los muertos y se presentó a Sus discípulos a puerta cerrada, ellos se espantaron. Veían que era Jesús pero no podían entender cómo había pasado a través de la pared. Podían oír Su voz pero no entendían cómo podía hablar un ser que no podía definirse si era cuerpo, alma o espíritu. El Señor les dijo que no temieran, que el espíritu no tenía carne ni hueso como Él tenía. Lo que ellos no veían era la sangre porque la había derramado en la cruz del Calvario.
En otra oportunidad, se fueron a pescar y, mientras trataban de pescar, todo el trabajo fue infructuoso, hasta que vieron a alguien en la orilla y les dijo: tiren la red a la mano derecha, y sacaron tal cantidad de peces que casi rompen la red. Él los esperó con pescado asado y pan. Allí estaba el Señor con cuerpo glorificado porque poseía la virtud de pasar a través de la materia.
A veces, tenemos problemas porque no entendemos la mecánica del milagro. El milagro es la suspensión de una ley natural. No siempre Dios está dispuesto a dejar de cumplir las leyes que Él ha creado, pero hay cosas que Él no ha creado. Dios nunca tuvo la intención de que el hombre pecara, o estuviese enfermo, o que muriera. Pero cuando el hombre desobedece las leyes de Dios, comienzan a actuar otras leyes que producen consecuencias tristes y desagradables en la vida, a tal punto que vivir se hace una carga pesada. Pero el Señor nos ama y tiene interés en ayudarnos porque desea nuestro bien.
Debemos buscar que Su poder se manifieste. Tal vez, usted haya pensado que no hay solución para el problema que lo está abatiendo. Mirándolo humanamente, sacando conclusiones, no hay solución. Pero en un instante Dios pone en actividad Su poder de bendición y las cosas comienzan a cambiar.
En este momento, el Espíritu Santo desea obrar. Mire al Señor con fe. Crea por un milagro. Abra su corazón a la presencia y al poder de Dios. Y espere con fe ese milagro que necesita en su vida. Dios le bendice.
Graciela
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