“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” Filipenses 4:8 El apóstol Pablo dirige estas palabras llenas de la sabiduría de Dios a sus hermanos. Los alienta, pero también los exhorta, a poner la mente en todo aquello que sea positivo. Hay tantas cosas hermosas en las cuales pensar. Habla de honestidad, justicia, pureza, amabilidad. En fin, los manda a meditar en todo aquello que debe meditar un hijo de Dios. Y como Dios tiene su mente y su corazón puestos en todo lo que es virtuoso, así lo deben hacer los que le aman. Alguien dijo que un pesimista es el que ve el vaso medio vacío, mientras que el optimista es el que lo ve medio lleno. Cada uno de ellos tiene una visión diametralmente opuesta sobre el mismo objeto. Seguramente que las cosas que suceden en el mundo actual dejan escaso margen para el optimismo, pero, si nos esforzamos, podremos encontrar muchas cosas buenas con que ocupar nuestros pensamientos. Y esa es la clave. Según sean nuestros pensamientos, así será nuestra calidad de vida. ¿Se puede vivir protestando por todas las cosas, enojarse con todo y con todos, esperar con amargada resignación que el futuro se avecine como una noche cerrada y tormentosa? ¿Hasta cuándo luchar contra esos negros pensamientos? Estoy seguro que esa no es la vida que querés vivir. Y Dios tampoco la quiere para vos. Fuente Iglesia Nueva Vida |