Algo anda mal, tú lo sabes bien, no hay el mismo sentir en ti que en otros tiempos, todo te parece monótono, y el sabor de las cosas espirituales se va perdiendo poco a poco.
Seguramente dejaste de orar hace un tiempo, leer la Palabra se te hace aburrido y hasta cierto punto tedioso, haces un sobre esfuerzo para leer estas líneas, porque realmente no es de tu agrado en estos momentos de simpleza espiritual.
Tú sabes que las cosas no están caminando como debes de caminar, tú muy bien sabes que poco a poco te vas alejando de lo que un día estuviste tan pero tan cerca. En tu mente hay una intención fugaz de comenzar de nuevo, pero todo parece muy pesado y difícil de conseguir.
Estas muriendo espiritualmente poco a poco y eso hasta cierto punto te preocupa, pero el desgano y la falta de motivación ha hecho de ti, presa fácil del desanimo y falta de interés por hacer algo más que eso.
Por un momento recuerda tus mejores momentos, aquellos que marcaron tu vida, aquellos que te convencieron que estabas en el verdadero camino, aquellos que te hicieron por una vez en tu vida sentirte con un propósito de existencia, esos momentos que quisieras volver a repetir, pero que lastimosamente están muy lejos para ti, de volver a experimentar.
Aquellos momentos de adoración delante de su presencia en donde las lagrimas no faltaban, en donde tu corazón y espíritu se derretían frente a la presencia del Señor, esos momentos de Alabanza en los que te gozabas y sentías que explotabas de alegría, sonreías, saltabas, levantabas tus manos, simplemente eras libre.
Momentos en los que orabas y sentías como Dios te abrazaba, como la presencia del Santo Espíritu de Dios se hacía presente en esos lugares a solas contigo, aquellos momentos en donde mientras leías la Palabra las lagrimas de felicidad y de confianza brotaban de tus ojos al darte cuenta el amor con el que te amo el Señor.
Pareciera que todos esos momentos inolvidables que hicieron de ti una persona diferente, han desaparecido, ¿Por qué?, quizá por algún momento difícil que no quisiste superar, quizá por un fracaso sentimental o emocional con el cual permitiste que el enemigo te engañara y te llevara a la soledad. Quizá la espera por aquella petición tan anhelada que hasta el momento no ha llegado y eso te ha llevado a desconfiar de lo que Dios quiere y puede hacer en tu vida.
¿Qué pasa contigo?, ¿Por qué permites que el enemigo te saque ventaja?, ¿Por qué no haces nada por salir de eso y comenzar de nuevo?, NO ME DIGAS NO PUEDO, porque en Cristo TODO lo puedes, NO ME DIGAS NO QUIERO, porque Dios da el querer como el hacer.
Es hora de comenzar de nuevo, de levantarte e intentarlo nuevamente, tu puedes, Dios en ti puede hacer cosas maravillosas, no porque seamos merecedores, sino por su Gracia y Misericordia infinita, ¡Vamos!, ¡Arriba!
Todos aquellos momentos que un día experimentaste pueden volver a repetirse y aun ser mejores, solo basta que te rindas al Señor, que reconozcas tus debilidades y que permitas que El tome tu vida y te dé el aliento que necesitas para volver a comenzar.
No te creas indigno por todo lo que has hecho, no te creas inmerecedor de algo que Dios te quiere dar porque te ama, porque eres su hijo y porque eres propiedad suya. No te menosprecies mas, no creas en las mentiras del enemigo que te quieren hacer creer que eres un derrotado y un fracaso, tú no eres nada de eso, pero lo que si estoy seguro que eres en Dios es: MAS QUE VENCEDOR.
Con todo mi corazón te pido que no te rindas, que lo intentes una vez más, que no te des por vencido, que lo que Dios ha hecho en tu vida es más grande que cualquier otra cosa y por ello vale la pena intentarlo nuevamente, estoy seguro que Dios esta anhelando que lo intentes nuevamente, ¡Vamos!, ¡Por favor, Inténtalo Nuevamente!
Yo te invito a que lo intentemos nuevamente, a que nos paremos en el lugar que Dios quiere que estemos, que comencemos poco a poco a cultivar aquellos hábitos que descuidamos y que hoy Dios quiere que volvamos a restaurar, quizá será difícil, pero nunca imposible, quizá fallaremos, pero no nos rendiremos y lo intentaremos hasta ver lo que Dios ha prometido hacer en nosotros.
Hoy Dios te dice:
¡Inténtalo Nuevamente!
: Enrique Monterroza
Conocer el grado del amor con el que Jesús Cristo nos ama nos debería hacer quererle de tal forma que quedase reflejado en nuestras actitudes, nuestra conducta y nuestro compromiso.
La madurez espiritual se demuestra cuando sabemos activar nuestro conocimiento espiritual
SEÑOR Bendice NUESTRA CASITA Y Todo Aquel Que Esta leyendo Este Mensaje y su familia.
* Te agradecería compartieras con tus amigos esta reflexión.
Con el mayor de mis respetos.
Saludos y Dios los Bendiga. *