Creo que mucha gente experimenta una crisis de autorespeto hoy día. Esto debe cambiar.
Si usted siente odio hacia usted mismo, duda de sí mismo, abusa de su cuerpo con una mala alimentación o malos hábitos, o regularmente tiende a ser el último en la lista de personas a quienes les realiza alguna tarea, entonces usted no comprende el valor que posee.
Creo que mucha gente experimenta una crisis de auto respeto hoy en día. Eso es algo que debe cambiar, de manera que se pueda lograr vivir una vida cristiana eficaz. En otras palabras, me refiero a que debemos hallar un equilibrio que permita que nos involucremos en buenas obras mientras sigamos con la tendencia de saciar nuestras necesidades básicas. Como único podemos verdaderamente hacer la obra de Dios de la manera que Él quiere, es cuando se mantenemos todo nuestro ser en óptimas condiciones. A través de mucho estudio, oración y experiencias, he llegado a descubrir ciertas claves para disfrutar de una vida saludable ahora.
Una de las cosas más importantes que he aprendido es el hecho de dejar que Dios tome la carga pesada.
Jesús dijo: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cansados, y yo os haré descansar" (Mateo 11:28). No fuimos creados para funcionar sin Dios. Con Él, podemos romper las ataduras de la gula, la adicción a las drogas, el cuidado personal pobre y otros problemas contra los que hemos luchado.
Algunos no hemos aprendido aún a amar nuestro cuerpo lo suficiente como para cuidarlo adecuadamente. De hecho, enfrentar la verdad es uno de los actos más valientes que podemos hacer. Simplemente, no podemos lucir estupendos si no nos sentimos fabulosos. La manera como nos sintamos se muestra en algún lugar, ya sea en el cuerpo, la mirada triste y hasta en el tono de la piel. Es nuestra naturaleza cuidar de nosotros mismos. Entonces, ¿por qué no lo hacemos? Llegué a varias conclusiones:
Los medios de comunicación tergiversan la imagen del cuerpo: Somos bombardeados constantemente con ideales de belleza inalcanzables, mientras que la obesidad predomina tanto que casi se ve como algo normal. Necesitamos redescubrir la manera de cómo debe lucir una persona saludable.
· Ignoramos cómo cuidar nuestro cuerpo: Los malos hábitos alimenticios, la falta de información y la comida chatarra han confundido a la gente sobre lo que es una dieta integral y cómo ingerir los alimentos correctos en raciones adecuadas.
· Vemos el ejercicio como algo obsoleto: Contamos con tantos inventos muy convenientes para usar en nuestro diario vivir, que solemos anular por completo el ejercicio. ¡Ni siquiera queremos caminar! La verdad es que resulta bueno que ejercitemos el cuerpo.
· Estamos estresados: La presión de hacer malabarismos con la carrera profesional junto con la tarea de ser padres han creado una carga pesada en nuestra vida. La vida es un regalo para disfrutarse. Debe ser agrada ble, no caótica ni descontrolada. Depende de nosotros el que establezcamos las prioridades y vivamos con éstas.
· Tenemos una perspectiva poco saludable sobre el altruismo: Se siente muy bien realizar cosas para los demás, pues nos hace sentir importantes. Sin embargo, suelo ver la gente ignorar sus propias necesidades básicas. Todo en la vida debe tener un equilibrio.
· Hemos perdido nuestro apoyo: Mantener una buena red de apoyo es una manera genial de prevenir la formación de malas costumbres. Necesitamos pasar más tiempo con Dios y los demás.
Hemos olvidado lo que valemos: Como mencioné anteriormente, si usted no entiende cuál es la importancia que tiene dentro del gran plan de Dios, el hecho de cuidarse le parecerá inútil. Dios tiene un gran futuro para usted, ¡y usted necesita estar listo para ello!
A medida que usted vaya estableciendo unas metas alcanzables, le insto a que se ría de los contratiempos, haga que éstos obren a su favor y se recompense. Concéntrese en ser responsable de sí mismo. Vele por su bienestar, y, sobre todo, ¡respétese!