“Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre” Salmo 16:11 El salmista David era un hombre acostumbrado a vivir intensas experiencias. Su camino hacia el trono de Israel estuvo plagado de peligros, acechanzas y enemigos. Pero Dios mismo lo había elegido para ser rey. Por esa razón le daba fuerzas, aliento y una especial protección. La lectura de este salmo como los otros que escribió, nos muestran un alma que en los momentos de mayor quebranto y peligro se refugió en la compañía de su Señor para hallar el consuelo y la felicidad plena. Alguien definió al gozo como la risa del corazón. Y David reía a menudo cuando estaba con Dios. Amigo lector, nada de lo que este mundo te ofrece puede hacerte “reír por dentro”. Alcanzar algunos logros materiales podrá alegrarte por un poco de tiempo. Pero las cosas envejecen, pasan de moda y pierden su encanto original Y aún la compañía de las personas más divertidas, con el tiempo, se convierte en una carga pesada. ¿Porqué renunciar a la verdadera felicidad? Si realmente querés hallarla te animo a que lo busques al Señor. Abrí tu corazón para recibir al Espíritu Santo. ¡Vos también serás lleno de la plenitud de su gozo!