NO PUEDO OLVIDAR, PERO ME HAS ENSEÑADO A AMAR.
¿Tienes algo que perdonarle a alguien? ¿El hizo algo que te hirió, que te dolió, y que te hizo daño? Si es así: - Perdónalo -. Muchas veces por años se arrastra el problema y puede ser con tu esposo/a, un amigo, un hermano, un compañero de trabajo, un jefe, un familiar... Sé como Cristo... y perdona. Dios quiere que seamos capaces de perdonar de esa manera.
Perdonar no significa olvidar. Perdonar es amar. El que no ama no ha perdonado. Vivimos tiempos peligrosos y lo que quiere Satanás, es que odies. Satanás no quiere que ames, quiere que odies, no quiere que perdones, quiere que pidas juicio. Y eso es lo primero que se nos ocurre cuando alguien nos pasa a llevar, o nos hace algo indebido, o nos hieren. Sin embargo, es mejor pedir "misericordia."
Nosotros, somos tan dados a juzgar, y sacamos nuestras propias conclusiones sobre las cosas, sobre las personas, sin conocer todos los antecedentes, sin manejar todo lo que se necesita saber para poder aplicar justicia. Nos erigimos todos los días en jueces frente a muchas situaciones de nuestra vida cotidiana, de la contingencia nacional, del gobierno, sobre la delincuencia, sobre el accionar de la gente que te rodea, sobre tus compañeros, sobre tus colegas, sobre tus hermanos, sobre los pastores.
Pero nosotros no debemos olvidar que conocemos sólo a un juez competente sobre nuestra vidas y que tiene derecho a aplicar justicia: Dios. Él es el único que tiene derecho a juzgar; nadie nos conoce mejor que Él.
Romanos 12:19 "No os venguéis, hermanos míos, sino dejad el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: "Mía es la venganza; yo pagaré", dice el Señor." (BAD)
A veces, hacemos justicia a todo disfrazándola de objetividad. Pero, por lo general, somos llevados sutilmente por nuestra propia intuición, por nuestro anhelo de venganza, y no de justicia. Hay una diferencia entre justicia y venganza. Me puedes decir: - Yo soy libre de querer juzgar o de hacer misericordia, tengo libre albedrío-. Totalmente de acuerdo. Pero cualquiera de las dos alternativas que escojas, te será aplicada a ti mismo. Si tú pides juicio, vas hacer medido con justicia. Si tú haces misericordia vas a ser medido con misericordia. Porque no puedes pedir una cosa para tu prójimo y otra para ti. No existe un procedimiento para ellos y otro procedimiento para ti. Es justicia para todos o misericordia para todos.
Mateo 7:1-2 "No juzguéis a nadie, para que nadie os juzgue a vosotros. Porque así como juzguéis se os juzgará, y con la medida que midáis a otros, se os medirá." (BAD)
Dios espera que apliquemos misericordia, porque cuando nos rescató del mundo para ser sus hijos (as) lo hizo de manera totalmente gratis. Se llama gracia. De gracia recibiste misericordia, de gracia haz misericordia, porque tenemos un Dios misericordioso.
Dios es Padre y actúa como tal. O tú, ¿le haces un juicio a tus hijos cuando cometen una falta, tú te pones tu toga y sientas a tus hijos delante de tu estrado y objetivamente y con absoluta justicia y con absoluta rigurosidad aplicas el castigo que ellos merecen? No es así. El Señor nos va enseñando con amor, no nos quiere hacer sufrir y no nos quiere castigar. Él nunca deja de amarte. Por tanto, el anhelo de tu corazón debe ser que quien sea que te haya herido enmiende su error, y debes hacerlo con amor. Cuando perdones, perdona de corazón y con amor. Perdónalo porque tú quieres amarlo, porque no quieres estar atado con él. A lo mejor te ha herido sin quererlo, a lo mejor esa persona no camina de la mano de Dios como quieres hacerlo tu....
Hay un refrán que le gusta mucho al mundo "perdonar es divino, errar es humano" y justifica el equívoco. Pero tú: perdona, olvida y ama Piensa: ¿Quién soy yo para guardar rencor en mi corazón, y para pedir justicia?
Marcos 12:30-31 "Amarás, pues, al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas". Pero hay un segundo que le es semejante: "Amarás a tu prójimo como te amas a ti mismo". No hay ningún mandamiento superior a éstos." (CST-IBS)
Nótese que el segundo no es secundario, no es menor, porque Dios nos ama, y Él exige que nosotros nos amemos de la misma manera.
Juan 14:21 "¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él." (BAD) Juan 14:23 "Le contestó Jesús:-El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él." (BAD)
¡Todo está basado en el amor!. Nuestra visión de las cosas tiene que partir desde el amor, haz la evaluación desde el amor y no de lo que parece justo, o de lo que parece lo correcto, o de lo adecuado, o lo ajustado a un reglamento. La decisión que tú tomas, tiene que partir desde tu corazón. Si en tu corazón hay otras cosas que llenan tu vida, y no amor a Dios, el amor a Cristo, el amor a la obra, el amor al prójimo, entonces, tu percepción y decisión siempre va a ser errada. Si en el corazón no hay amor, no habrá un corazón perdonador.
Si encuentras a alguna persona que tengas que perdonar, amala. Para que te presentes delante de la mesa del Señor con un corazón limpio, con un corazón sano. Gracias por poder compartir con Uds. esta Ley del Amor, que nuestro Dios Amado me ha hecho entender, y sobre todo ..... aplicar.
Graciela
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