Puede que mires el cielo y sientas
que quiere desplomarse sobre ti.
Que la angustia haya cruzado por tu puerta
sin siquiera haberte dado cuenta .
Miras a todas partes confundido
porque no sabes que hacer.
Buscas un lugar donde refugiarte
y solo encuentras un desierto tras otro.
Esos días llegan,
días en que nuestros pensamientos se nublan
y buscamos protección desconsolados
por los sin sabores de la vida y la melancolía.
Lo bueno es que lo que nos parece incierto,
no necesariamente lo es.
Dios cuida de nosotros, no andamos errantes
ni desprotegidos por el mundo.
No hay nada que pueda distanciarnos
del amor y la cobertura de Dios, con excepción
de nosotros mismos, que muchas veces,
turbados nos alejamos y perdemos el norte.
Y aún así su misericordia se extiende
hacia nosotros y nos guarda, nos cuida
y nos da protección abarcadora.
No temas querido amigo,
Dios está ahí, justo a tu lado, para sostenerte.
Tu embarcación no naufragará,
aunque sientas los vientos derribar la barca.
Él te llevará a puerto seguro y estarás a salvo.
por Brendaliz Avilés