Guarda silencio ante el Señor, y espera en él con paciencia; no te irrites ante el éxito de otros, de los que maquinan planes malvados.
"¡Cálmate!" escuchamos desde el cielo. Ven a la presencia de Dios con paciencia dependiente pero a su vez confiante. ¿Pero cómo es posible? Sabemos que, con el tiempo, Dios hará lo que nos es bueno. La Bíblia es la historia de Dios--SU historia. Es un gran testimonio de que él es siempre fiel a sus promesas y generoso con su amor hacia sus hijos. ¡Así, ven a su presencía y ten la voluntad de quedarte quieto/a, paciente, confiante y lleno de esperanza!
Oración: Padre, en la quietud de este momento, me pongo quieto/a en tu presencia y pongo los asuntos de mi corazón que me preocupan ante tu trono. Confio, Amado Padre, que actuarás de manera redentiva en mi vida. Con confianza pongo mi alma, futuro y esperanza en tus manos. En el nombre de Jesús oro, Amen.
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