Le invito hoy a tomar la decisión de dar su bendición amorosa y su actitud de cariño a todos con quienes tenga la oportunidad de cruzarse. ¿Cómo desea que los demás piensen de usted? ¿Le gustaría que sus pensamientos fueran de crítica o desaprobación, de ansiedad y preocupación? ¡Por supuesto que no! Esto es entonces lo que nos da una idea de cómo los demás desean que pensemos de ellos.
¿Qué piensa hoy de aquellos que le rodean? Tal vez hay personas con quienes comparte las horas y a las que realmente desea criticar o desaprobar. Le insto a cambiar de actitud y en su corazón, en silencio, sin decir nada, pídale perdón y bendiga a esa persona sabiendo que Cristo mora dentro de ella.
Es verdad que a veces no podemos aprobar todo lo que hace o dice una persona, pero siempre podemos aprobar a la persona en sí. Aceptarla y orar por ella para que el Espíritu le cambie. Si puedo cambiar yo, los demás, de la misma manera pueden cambiar.
Tal vez haya otros por los que siente ansiedad y preocupación al saber que se encuentran en peligro o en problemas. Si es así eleve su pensamiento en oración por ellos. Derrame, en su plegaria, el amor de Dios sobre esas vidas, envuélvalos con el poder y la presencia del Señor y eso le ayudará a liberarse de la ansiedad y a poder dejar, confiado, esos seres al cuidado amoroso del Dios Todopoderoso.
Si usted tiene fe en Jesús, también puede empezar a desarrollar una actitud de confianza hacia los demás. Esa fe en Jesús y en su prójimo realizará milagros en su relación con otros y también en aquellos que tal vez hoy usted no aprueba del todo, o por quienes está preocupado.
Libérese de la ansiedad, de la crítica, y de ese estado anímico que le roba las energías que necesita para enfrentar el día que tiene por delante. Ore por los que le rodean. Sus oraciones son mucho más efectivas que su crítica o preocupación y verá cómo las relaciones con esas personas también se tornan armoniosas. Decidámonos a seguir el amor en todo lo que hacemos. Dios te bendiga, amiga mia.