Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo”
Daniel 6:22
El anciano profeta, con más de 80 años sobre sus espaldas, respondió con estas palabras ante el asombro del mismo rey Darío. Era humanamente imposible escapar de aquellos leones que en el foso esperaban para devorarlo. Lo injusto de aquel castigo, pues Daniel no había cometido ningún mal ante Dios, redundó en su beneficio, pues El Señor jamás abandona a sus hijos, sino que entra con ellos adonde está el peligro. Aquel siervo fiel recibió la ayuda milagrosa de su Dios. Ningún mal había cometido, por tanto, ningún mal sufrió.
Amigo lector, coincidirás conmigo en que vivimos tiempos difíciles. El trato injusto, las malas maneras, el desprecio hacia el prójimo son moneda corriente. En cierto modo, “los leones” de hoy son una amenaza que nos acecha. Encomendar tu causa a Dios será el remedio para todos tus males. Cuando ores en el nombre de Jesús, pidiendo ayuda al cielo, Él moverá su invisible pero poderosa mano para librarte a vos y a los tuyos de toda clase de infortunios
Iglesia Nueva Vida | Av. Cabildo 3546 Pastor Edgardo Eliseiry
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