Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra el muro”
Isaías 25:4
¿Cuántas veces sufriste el sorpresivo ataque del turbión? Porque ese es el carácter del turbión, sorpresivo, artero, traicionero. Cuando suceden esas situaciones desagradables que nos toman por sorpresa, cuando la calma del hogar se ve sacudida por los problemas inesperados muchas veces todo parece escapar del control. La mala noticia inesperada, el repentino problema laboral, el conflicto familiar, esa dolencia física totalmente imprevista. Cuando eso ocurre son muy pocos los que son hallados con la guardia en alto. El profeta Isaías conocía bien a su Dios. Podía confiar en Él y sobre esa fe se sentía firme e inconmovible. Nada, por peor que fuera, le robaba la paz.
Amigo de las mejores palabras, vos también podés encontrar en Dios la ayuda que estás necesitando. Buscalo cada día de tu vida con fe, no empieces tu jornada sin entregarle tus cargas y encomendar tu camino en sus manos protectoras. Entonces verás que tu fe te convertirá en una persona que estará segura y confiada sabiendo que cuando venga el turbión estará el Espíritu Santo a tu lado para ayudarte a soportar con entereza