Sábado XIV semana del tiempo ordinario.
¡Bienvenidos. Hermanos y hermanas en Cristo Jesús!
“El Señor este con Uds.”.Nos hemos reunido para leer la Palabra y alimentarnos de Cristo Resucitado que fortalece nuestra vida y nos compromete a vivir y a llevar una vida Espiritual llena de amor y paz.
Con alegría leamos la palabra.
“Habla Señor, qué tu siervo escucha”.
Señor, creo en las Sagradas Escrituras que voy a leer,se que contiene Tu Santa Palabra.Haz que la escuche con todo respeto y amor.Ilumina mi mente para que por medio de ella yo conozca Tu Santa voluntad, y mueve mi corazón para que yo cumpla con fidelidad lo que Tú quieres de mí.Espíritu Santo, ilumina con Tu luz mi cabeza y enciende mi corazón para que la palabra de Dios pueda entrar y quedarse siempre en mí, para conocer por medio de Tu Palabra, Tu Divina voluntad, lo que puedo y debo lo, que debo y puedo modificar,y que no depende de mi cambiar, como debo conducirme en los acontecimientos de la vida.Señor, aquí tienes mi corazón abierto, dispuesto a Escuchar Tu Palabra con corazón sencillo y con la voluntad decidida para obedecerle...En TI esta la Luz y la salvación.Amen, y Amen
Primera lectura
Génesis 27, 1-5. 15-29
Cuando Isaac se hizo viejo y perdió la vista, llamó a su hijo mayor: —«Hijo mío.» Contestó: —«Aquí estoy.» Él le dijo: —mira, yo soy viejo y no sé cuándo moriré. Toma tus aparejos, arco y aljaba, y sal al campo a buscarme caza; después me guisas un buen plato, como sabes que me gusta, y me lo traes para que coma; pues quiero darte mi bendición antes de morir.»
Rebeca escuchó la conversación de Isaac con Esaú, su hijo.Salió Esaú al campo a cazar para su padre.Rebeca tomó un traje de su hijo mayor, Esaú, el traje de fiesta, que tenía en el arcón, y vistió con él a Jacob, su hijo menor; con la piel de los cabritos le cubrió los brazos y la parte lisa del cuello.
Y puso en manos de su hijo Jacob el guiso sabroso que había preparado y el pan.Él entró en la habitación de su padre y dijo: —«Padre.» Respondió Isaac: —«Aquí estoy; ¿quién eres, hijo mío?» Respondió Jacob a su padre: —«Soy Esaú, tu primogénito; he hecho lo qué me mandaste; incorpórate, siéntate y come lo que he cazado; después me bendecirás tú.»
Isaac dijo a su hijo: —» ¡Qué prisa te has dado para encontrarla!» Él respondió: —«El Señor, tu Dios, me la puso al alcance.» Isaac dijo a Jacob: —»Acércate que te palpe, hijo mío, a ver si eres tú mi hijo Esaú o no.»
Se acercó Jacob a su padre Isaac, y éste lo palpó, y dijo: —«La voz es la voz de Jacob, los brazos son los brazos de Esaú.»
Y no lo reconoció, porque sus brazos estaban peludos como los de su hermano Esaú. Y lo bendijo: Le volvió a preguntar: —« ¿Eres tú mi hijo Esaú?» Respondió Jacob: —«Yo soy.» Isaac dijo: —«Sírveme la caza, hijo mío, que coma yo de tu caza, y así te bendeciré yo.»
Se la sirvió, y él comió. Le trajo vino, y bebió. Isaac le dijo: —»Acércate y bésame, hijo mío.» Se acercó y lo besó. Y, al oler el aroma del traje, lo bendijo, diciendo: «Aroma de un campo que bendijo el Señor es el aroma de mi hijo; que Dios te conceda el rocío del cielo, la fertilidad de la tierra, abundancia de trigo y de vino. Que te sirvan los pueblos, y se postren ante ti las naciones. Sé señor de tus hermanos, que ellos se postren ante ti.Maldito quien te maldiga, bendito quien te bendiga.»
Palabra de Dios
Meditación
El relato que leeremos hoy, aparentemente es poco edificante. Se trata de un ardid de Rebeca, con el cual logra desposeer a Esaú de un «derecho de primogenitura» en provecho de su segundo hijo Jacob. Ardid, mentira, injusticia. No nos hagamos ilusiones: los autores y los lectores antiguos no eran más fáciles de engañar que nosotros. Y tampoco ellos querían justificar ni poner como ejemplo unos procedimientos tan incalificables. Si nos han contado esa siniestra astucia fue porque vieron en ella una misteriosa y paradójica lección.
Dios lleva a cabo su plan a través de los equívocos humanos... logra lo que se propone a pesar de la deficiencia de los instrumentos de que se vale...
No será ésta la última vez que Dios se servirá del mal para extraer de él un bien. Esto es también una ley general de la creación.
En efecto, lo sabemos, Tú, Señor, eres capaz de transformarnos, sirviéndote de nuestros pobres medios humanos, a veces tan ambiguos.
Así esta página bastante innoble puede, paradójicamente, aportarnos una cierta esperanza. Creemos que todo el mal del mundo ¡no impedirá que Dios realice sus proyectos!
Dios es amo soberano de sus elecciones... Llama a quien quiere para llevar a cabo su obra... Esta es la segunda lección, subrayada por san Pablo en la Epístola a los Romanos 9, 10-13.
Se manifiesta por el tema, bastante constante en la Biblia, del «hermano menor que suplanta al mayor». Los derechos adquiridos no cuentan ante la soberana autonomía de Dios. Este será el caso de José, elegido preferentemente a sus hermanos. De David el pequeño de la familia. De Salomón.
Tenemos de nuevo un tema paradójico de reflexión de plena actualidad, a pesar de las apariencias. Nos sentimos siempre demasiado inclinados a monopolizar a Dios en provecho propio. Y los países occidentales a creer que Cristo es siempre «blanco». ¡No, no tenemos derechos sobre Dios !
Gracias, Señor, por haberme dado la fe. Pero ayúdame a no considerarme nunca como propietario exclusivo.
La bendición de Isaac: «Que Dios te dé el rocío del cielo y la fertilidad de la tierra, trigo y vino en abundancia. Que las naciones te sirvan.....
En una forma algo «primitiva» y salvaje esta bendición nos muestra la continuidad de la «promesa hecha a Abraham». Abraham, Isaac, Jacob. De eslabón en eslabón la historia avanza hacia Jesucristo, y la bendición de Dios, a través de la Iglesia, se extenderá a todos los hombres.
Es una promesa de prosperidad, de apertura, de felicidad.
Gracias, Señor, por repetirnos todas esas cosas.
Pero, una vez más pensemos en todos los hombres para los cuales ese tipo de promesas son irrisorias porque el «trigo» falta y el hambre atenaza. Porque la dignidad es escarnecida. Porque los hombres esclavizan a sus hermanos en lugar de liberarlos.
«Por tu misericordia, Señor, líbranos del pecado, danos paz en las pruebas, en esta vida en la que esperamos la felicidad que Tú prometes...»
La narración de la bendición de Isaac, obtenida fraudulentamente por Jacob forma parte de las historias relacionadas con el ciclo transjordánico de Jacob. Por su complejo dramatismo contrasta con otras narraciones patriarcales, más sencillas y con un desarrollo emotivo más lineal.
El versículo inicial refiere la ceguera del anciano Isaac, uno de los elementos básicos en la trama dramática del relato, y la llamada a Esaú, el hijo predilecto al cual el patriarca quiere otorgar su bendición solemne y definitiva, según el ritual acostumbrado. Este nivel familiar de la bendición es el más antiguo de los muchos que aparecen en la Biblia. Como la bendición implica una fuerza vital, se comprende que Isaac, antes de concederla, quiera fortalecerse con una comida confortante, preparada con la carne de los animales cazados por Esaú.
Sin embargo, Rebeca, que está al corriente de todo, urde un plan para frustrar los designios de Isaac y hacer beneficiario de la bendición a Jacob, su predilecto. Este, al principio, no se atreve a lanzarse a esta empresa arriesgada; pero, animado por su madre, desecha finalmente sus reticencias y se aviene a disfrazarse. Se presenta así ante su padre y solicita la bendición.
Surge inmediatamente la primera dificultad: Isaac se sorprende de que haya encontrado caza tan pronto. La respuesta del hijo compromete al mismo Yahvé en el engaño, ya que toda su actuación choca con la legislación de Israel, que prohíbe aprovecharse de los ciegos (Lv 19,14; Dt 27,18). El padre, que no acaba de superar su desconfianza, lo somete a otra prueba: quiere palparlo. La voz traiciona a Jacob, pero el disfraz de las pieles tiene éxito. La tensión narrativa y la cuestión de la identidad, aún sin confirmar, emerge en la segunda pregunta de Isaac, más clara y directa: "¿Eres tú mi hijo Esaú?". Finalmente, tras recibir el beso de su hijo y sentir el aroma del traje de Esaú, aroma de tierra y de campos abiertos, Isaac desecha toda desconfianza y se dispone a impartir la bendición. Esta se dirige ante todo al campo, a fin de que sea fecundo, fértil y abundante en sus frutos. Después, como Jacob encarna a Israel, la bendición implica superioridad y preponderancia sobre los otros pueblos, también sobre Edom (identificado con Esaú). Todo culmina con una maldición para los que le maldigan y una bendición para los que le bendigan.
Así termina la escena de Isaac con Jacob y la concesión de la bendición. Jacob y Rebeca han conseguido llevar adelante su plan, pero esta mala acción no va a quedar impune. Y por encima de la debilidad humana se impondrá el plan de Dios.
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Salmo:
134, 1-2. 3-4. 5-6
*Alabad al Señor porque es bueno. O bien: Aleluya.*
Señor, en los atrios de la casa de nuestro Dios.
Alabad al Señor porque es bueno, tañed para su nombre, que es amable. Porque él se escogió a Jacob, a Israel en posesión suya.
Yo sé que el Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses. El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra, en los mares y en los océanos.
El Evangelio De Hoy
Lc 2, 41-51.
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y sé pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: —«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.» Él les contestó: —<¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.
Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Palabra del Señor.
Reflexión
*Conservaba todo esto en su corazón.*
El evangelio de hoy es una verdadera joya literaria con un sentido profundo: Se reivindica la completa libertad de acción de vida de Jesús y se muestra a María como la mujer toda ella corazón. Aunque en su mente no entiende muchas cosas, ella ama, espera y cree. Se muestra, de hecho, abierta al acontecer de Dios en su vida y se deja sorprender por la vida de su hijo. Esto habla de su fina sensibilidad y de su capacidad de ubicación con respecto al proyecto de Jesús: Ser la primera discípula. La invitación de este pasaje evangélico es sencilla, pero exigente: Recuperar la capacidad de sorpresa, de admiración ante la voluntad divina. Esto, lejos de ser una irrupción de Dios, es un aceptar inteligente que exige un reconocer la limitación ante el misterio y una respuesta sincera a la propuesta de sus muchos caminos. De la pregunta humana, hecha por entender los designios divinos, viene la respuesta elocuente de Dios que habla y se revela en las situaciones y contradicciones de la vida.
"Jesucristo es el Evangelio viviente del Padre. No tenemos otro nombre ni otro camino mediante el cual podamos salvarnos. Pero no podemos falsear el Evangelio, ni podemos hacer una relectura del mismo conforme a nuestros intereses".
Celebrar el corazón humilde y dulce de María es como asomarse a un hogar cálido y lleno de ternura. El corazón en la Biblia representa la sede del actuar humano, así como de los sentimientos, deseos, pensamientos y la voluntad para actuar, sea para hacer el bien o el mal. Hemos celebrado el Sagrado Corazón de Jesús para reconocer en ello el actuar de Dios a través de la vida humana de Cristo. Jesús ha querido, pensado y deseado nuestro bien y lo ha llevado a cabo por eso reconocemos que en su corazón está lo mejor que Dios desea y anhela para el ser humano. En María vemos la disposición del cristiano al encuentro con Dios mediante el servicio al hermano. El servicio que María presta a Jesús es servicio prestado a Dios a través del hombre. María ama a Jesús como a su Dios, lo ama como a su hijo humano y lo ama como se ama al prójimo. El corazón es el lugar del encuentro entre Dios y el ser humano, por eso reconocemos en María a la mujer abierta al don de Dios y dispuesta a hacer siempre su voluntad.
Señor , ayudadme a que como Jesús, tenga como sumo bien la cruz. Que a pesar de todo, quiera morar como Él en Jerusalén y allí escuchar todo lo dijo a esos sabios, para yo darme nuevamente cuenta de que sólo Él es la Verdad. Aumenta mi fe Señor, que vea Tú mano en cualquier lado, sobre todo, en la gente que pide junto a las Iglesias, en el compañero que me cae mal. ¡En donde tú quieras. Ayúdame, Jesús, a darte tiempo a Ti, así como Tú diste toda tu vida al Padre. Sé que Tú eres mí único bien, perdón por olvidarlo.
Señor Jesús, yo confieso que he pecado contra Ti, Por favor perdóname por haber andado en mi propio egoísmo y limpiadme. Yo te recibo como mi Señor y Salvador. Yo creo que Tú eres el Hijo de Dios, quién vino a la tierra, murió en la cruz, derramo su Sangre por mis pecados, y se levanto de los muertos. Dame tu fuerza, Señor. Ayúdame a vivir mi vida de forma que te agrade. Gracias por abrir el camino para yo poder orar a Dios el Padre, en tu nombre. Yo me regocijo en tu promesa, de que viviré contigo toda la eternidad en el cielo.Señor bendice nuestra casita y a todos sus integrantes de este bello grupo familiar y de amistad, que en sus corazones brille la paz, también en cada uno de sus familias, que todos gocen de buena salud, al igual que sus familiares. Que no exista los celos y la envidia, porque todo esta hecho con dedicación amor y trabajo. Te lo pedimos Padre Amado en el nombre de Tu Hijo Jesucristo. Alabado seas Señor, Bendito sea tu Santo Nombre Señor.Amén y Amen
GRACIAS SEÑOR POR ESCUCHARNOS
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Con el mayor de mis respetos. Saludos. Dios los Bendiga. *
GRACIAS POR TU AMISTAD, FELIZ DIA.
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Hermes Sarmiento G
De Colombia
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