Recapacitemos
“Hagamos un examen de conciencia y volvamos al camino del Señor”. Lamentaciones 3:40
Pareciera que a veces perdemos la dirección en cuando a nuestra vida espiritual se refiere. Por alguna razón nos descuidamos o nos acomodamos a una vida mediocre en el Señor y de pronto nos encontramos perdidos, sin un rumbo, haciendo lo que antes hacíamos y viviendo como antes vivíamos.
Y es que cuando Cristo entro a nuestro corazón y perdono nuestros pecados comenzamos una nueva vida, algo a lo que muchos de nosotros no estábamos acostumbrados, pero que poco a poco se fue convirtiendo en nuestro estilo de vida.
Pero ocurre que con el tiempo, tendemos a perder la dirección, pareciera que nuestro ánimo se enfría, nuestro deseo de búsqueda de Dios disminuye y comenzamos a ver las cosas desde una perspectiva más humana que espiritual.
A todos nos ha pasado, yo sé que no estoy hablando de cosas fuera de lo común, quizá hoy en día tu reconoces que has perdido tu rumbo, que no estás caminando como deberías caminar o como Dios quiere que camines, reconoces que has sido presa del pecado y pareciera que te tiene muy atrapado.
Uno de los versículos que al inicio de mi vida cristiana me aprendí de memoria fue este: “Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Dios”. (Lamentaciones 3:40 RV1960)
Ese versículo me lo aprendí porque reconocía lo importante que era hacerme una auto evaluación cada cierto tiempo de cómo estaba viviendo mi vida, si realmente estaba o no agradando a Dios, o si estaba o no siguiendo el rumbo correcto.
En la Nueva Versión Internacional el mismo versículo dice de la siguiente manera: “Hagamos un examen de conciencia y volvamos al camino del Señor”. (Lamentaciones 3:40 NVI)
A veces sabemos que vamos mal, que estamos haciendo las cosas equivocadamente, pero por alguna razón no hacemos nada por cambiar eso. Muchos de los que hoy me leen saben que están llevando una vida desordenada, sin sentido, sin rumbo, pero a pesar que están conscientes de eso, no hay en su corazón la voluntad de cambiar algo, y a eso se le llamada: ACOMODO.
La mayoría de nosotros estamos acomodados, nos hemos acomodado a pecar, se ha convertido en algo cotidiano para nosotros a tal punto que pareciera que ese mismo pecado ya es parte de nosotros. No hacemos nada por evitarlo a pesar que sabemos que no es correcto, no hay en nosotros una voluntad de cambiar y si la hay, no estamos accionando. ¿Qué estamos esperando?
Muchos de nosotros a veces quisiéramos cambiar, quisiéramos dejar de hacer aquello que sabemos que ofende a Dios, quisiéramos alejarnos de todo aquello que nos obstaculiza nuestra comunión con el Señor, pero somos débiles, difícilmente cambiaremos si no pones determinación en hacerlo. Dios no te va a forzar, ni a obligar, esto es una cuestión tuya, Dios está a tu disposición para ayudarte, pero es necesario que tu des el primer paso, ese paso que sabes que tienes que dar, pero que hasta la fecha no lo has querido dar.
Ya es momento de recapacitar, hoy es el día en donde todo tiene que comenzar de nuevo, este día estaba preparado para ti, Dios lo tenía en su agenda, este era el día en que El quería hacerte comprender lo importante y determinante que es para tu vida el hecho de que REACCIONES, el hecho de que RECONOZCAS que necesitas cambiar y sobre todo el hecho de que ES HORA DE HACERLO.
Quizá en este momento digas: “Yo quisiera, pero no puedo, no creo que llegue al mismo nivel que un día estuve”. Mi amado y amada, no podrás llegar a ese nivel mientras pienses que no podrás, tú mismo estas obstaculizando ese hecho. No es hora de pensar si llegar a ese nivel o no, es hora de INTENTARLO, de comenzar poco a poco a cultivar aquella relación personal que un día tuviste con el Señor y que El quiere que sigas teniendo.
Es un buen momento para recapacitar y darnos cuenta lo importantes que somos para Dios, a tal punto de que este día quiere recordarnos que AUN ESTA ESPERANDONOS, El quiere tener una intimidad con nosotros, una relación personal, quiere escucharnos, quiere vernos sonreír, porque realmente su gozo a inundado nuestros corazones y no porque solo queremos aparentar una felicidad.
¿Sabes? Dios te conoce y te conoce mejor que nadie, El sabe que tú lo necesitas, por eso los últimos días ha tratado de buscarte y que reacciones, ¿Qué estas esperando?, ¿Seguirás disimulando lo que realmente sientes?, ¿Seguirás teniendo oídos sordos a la voz del Señor que te esta llamado?, ya no sigas mas, ríndete hoy, El está aquí para abrazarte, para amarte y decirte: “Hijo, hija, te sigo amando igual”.
Escudriñemos nuestros caminos y sobre todo, VOLVAMONOS al Señor
Enrique Monterroza
Hermes Sarmiento G
De Colombia
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