¡Bienvenidos. Hermanos y hermanas en Cristo Jesús!
“El Señor este con Uds.”.Nos hemos reunido para leer la Palabra y alimentarnos de Cristo Resucitado que fortalece nuestra vida y nos compromete a vivir y a llevar una vida Espiritual llena de amor y paz.
Con alegría leamos la palabra.
“Habla Señor, qué tu siervo escucha”.
Señor, creo en las Sagradas Escrituras que voy a leer,se que contiene Tu Santa Palabra.Haz que la escuche con todo respeto y amor.Ilumina mi mente para que por medio de ella yo conozca Tu Santa voluntad, y mueve mi corazón para que yo cumpla con fidelidad lo que Tú quieres de mí.Espíritu Santo, ilumina con Tu luz mi cabeza y enciende mi corazón para que la palabra de Dios pueda entrar y quedarse siempre en mí, para conocer por medio de Tu Palabra, Tu Divina voluntad, lo que puedo y debo lo, que debo y puedo modificar,y que no depende de mi cambiar, como debo conducirme en los acontecimientos de la vida.Señor, aquí tienes mi corazón abierto, dispuesto a Escuchar Tu Palabra con corazón sencillo y con la voluntad decidida para obedecerle...En TI esta la Luz y la salvación.Amen, y Amen
Primera lectura
Deuteronomio 4,32-40.
*Amó a tus padres y después eligió a su descendencia*
Moisés habló al pueblo, diciendo:Pregúntale al tiempo pasado, a los días que te han precedido desde que el Señor creó al hombre sobre la tierra, si de un extremo al otro del cielo sucedió alguna vez algo tan admirable o se oyó una cosa semejante.
¿Qué pueblo oyó la voz de Dios que hablaba desde el fuego, como la oíste tú, y pudo sobrevivir?.
¿O qué dios intentó venir a tomar para sí una nación de en medio de otra, con milagros, signos y prodigios, combatiendo con mano poderosa y brazo fuerte, y realizando tremendas hazañas, como el Señor, tu Dios, lo hizo por ustedes en Egipto, delante de tus mismos ojos?.
A ti se te hicieron ver todas estas cosas, para que sepas que el Señor es Dios, y que no hay otro dios fuera de él.
El te hizo oír su voz desde el cielo para instruirte; en la tierra te mostró su gran fuego, y desde ese fuego tú escuchaste sus palabras.
Por amor a tus padres, y porque eligió a la descendencia que nacería de ellos, el Señor te hizo salir de Egipto con su presencia y su gran poder;
desposeyó a naciones más numerosas y fuertes que tú, te introdujo en sus territorios y te los dio como herencia, hasta el día de hoy.
Reconoce hoy y medita en tu corazón que el Señor es Dios - allá arriba, en el cielo y aquí abajo, en la tierra - y no hay otro.
- Observa los preceptos y los mandamientos que hoy te prescribo. Así serás feliz, tú y tus hijos después de ti, y vivirás mucho tiempo en la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre.
Palabra del Señor.
Meditación
Se trata de las palabras que dirigió Moisés al pueblo como conclusión de su primer discurso, con el que comienza el libro del Deuteronomio. El tono es altamente teológico y está cargado de palabras clave de la teología del Antiguo Testamento. Es el discurso de la memoria. El pueblo debe recordar y transmitir todo lo que ha visto y oído, debe ser testigo viviente de cuanto Dios ha hecho. La historia pasada, cargada de la presencia y la acción de Dios, pide fidelidad. Moisés recuerda las maravillas del Dios creador, cosas nunca oídas desde los comienzos de la existencia del hombre sobre la tierra.
El pueblo ha escuchado la voz de Dios en el fuego; ha visto con sus propios ojos la predilección del Dios que lo ha elegido, que ha obrado signos y prodigios y ha manifestado la fuerza de su brazo con la liberación de Egipto. Este Dios es como un padre: educa con su palabra, se muestra lleno de amor con la fuerza de la elección, cercano con su presencia y su poder, fiel en el don de la tierra prometida.
Una de las cosas que distingue la fe judía y cristiana del resto de las profesiones de fe o religiones es la profesión de una intervención histórica por parte de Dios en la vida del pueblo de Israel, primero y en la vida de la iglesia o comunidad cristiana, después. Para nosotros la fe se funda en la historia; no se trata de leyendas que hablan de lugares lejanos, divinos, inaccesibles al hombre; no se trata tampoco de mitos que se llevan a cabo en lugares sagrados como el Olimpo, el Hades o el inframundo. Para nosotros todo cuanto profesamos como norma de nuestra vida y fe se funda sobre una intervención histórica y maravillosa de Dios en la vida del pueblo judío y de la iglesia cristiana. Nuestro Dios se ha revelado y lo ha hecho insertándose en nuestra propia historia; él se ha acercado a nosotros para caminar a nuestro lado y formar parte de nuestro propio devenir histórico. La fe a la que invita Moisés al pueblo judío es una fe que mira al pasado en el que Dios ha intervenido para formarse un pueblo y llamarlo suyo. Pero esa intervención pasada tiene consecuencias en el presente; todavía hoy se pueden sentir los resultados de la acción maravillosa de Dios. El pueblo todavía puede experimentar que Dios sigue obrando maravillas para con su pueblo. Todos los artículos de la fe no tienen que ver sólo con un pasado remoto, porque Dios sigue al lado de su pueblo y sigue realizando prodigios. La alianza que el Señor estableció con los padres, es la misma alianza que Dios sigue manteniendo vigente con los hijos. Jesús mismo, nos recordará que la acción de Dios se sigue haciendo presente por los milagros que le concede Dios realizar en provecho de quienes le siguen. Y la resurrección de Jesús, junto con el envío del Espíritu Santo serán la prueba palpable de que Dios continúa obrando en la historia para bien de su pueblo y de sus hijos amados.
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Salmo:76
*Recuerdo las proezas del Señor.*
Recuerdo las proezas del Señor; sí, recuerdo tus antiguos portentos, medito todas tus obras y considero tus hazañas.
Dios mío, tus caminos son santos: ¿qué dios es grande como nuestro Dios? Tú, oh Dios, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos.
Con tu brazo rescataste a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José. Guiabas a tu pueblo, como a un rebaño, por la mano de Moisés y de Aarón.
El Evangelio De Hoy
Mateo 16,24-28.
*¿Qué podrá dar un hombre para recobrar su vida?*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin antes haber visto llegar al Hijo del hombre con majestad."
Palabra del Señor.
Reflexión
El texto de Mateo que hemos leído hoy se encuentra situado en el marco de la lectura evangélica de ayer. Está conectado con la profecía o anuncio de la suerte final de Jesús: ir a Jerusalén, sufrir, morir, resucitar. Una suerte que Pedro rechaza, a pesar de la perspectiva final de victoria —la resurrección—, que, a buen seguro, el discípulo no capta en su auténtico sentido.
Jesús vuelve a afirmar, por consiguiente, que la confesión de fe debe estar guiada también por: una fidelidad en la vida. Las palabras pronunciadas por el Maestro tienen, pues, seriedad evangélica: son unas palabras basadas en las exigencias ascéticas más radicales y que sólo es posible cumplir si son captadas en la triple dimensión del discipulado: vivir como el Maestro, a causa de él, en comunión con él. Sólo entonces es cuando la fuerza de las palabras adquiere su lógica de gracia: seguir a Jesús, negarnos a nosotros mismos, tomar la cruz, perder nuestra propia vida.
Jesús puso dos condiciones para seguirlo: negarse a sí mismo y tomar la cruz. Es importante el orden en el que Jesús las propone, ya que quien no es capaz de renunciar a sí mismo, es decir, a no tenerse por alguien importante, a considerar a los demás mejores, en una palabra a aceptar su realidad de criatura, de su nada, no podrá cargar con la cruz. Casi todos los estudiosos de la Biblia están de acuerdo en que la expresión "tomar la cruz" fue usada por Jesús pensando en "el ridículo y la humillación" que experimentaban los condenados a la crucifixión que tenían que pasar por la ciudad cargando el madero y después ser exhibidos públicamente. En esta procesión hasta el lugar de la crucifixión la gente los insultaba, se burlaba de ellos, los escupía y despreciaba. Sólo quien se ha negado a sí mismo puede afrontar con serenidad los insultos, el ridículo, la incomprensión y las persecuciones por causa del Evangelio. Ciertamente seguir a Jesús no es fácil, pero vale la pena, pues: ¿de que le sirve al hombre ganar el mundo si finalmente se pierde a sí mismo?
Señor Dios todopoderoso y eterno, te damos gracias porque por Tu gran amor has querido ser partícipe de la vida y de la historia del ser humano, mostrándote bueno, clemente y compasivo con nosotros, ayúdanos a vivir en constante acción de gracias por todas aquellas cosas buenas que a lo largo de nuestra vida nos has dado, para que merezcamos como premio definitivo la vida eterna con la que nos quieres premiar en Tu Hijo Amado Jesucristo, nuestro señor. Señor Jesús, yo confieso que he pecado contra Ti, Por favor perdóname por haber andado en mi propio egoísmo y limpiadme. Yo te recibo como mi Señor y Salvador. Yo creo que Tú eres el Hijo de Dios, quién vino a la tierra, murió en la cruz, derramo su Sangre por mis pecados, y se levanto de los muertos. Dame tu fuerza, Señor. Ayúdame a vivir mi vida de forma que te agrade. Gracias por abrir el camino para yo poder orar a Dios el Padre, en tu nombre. Yo me regocijo en tu promesa, de que viviré contigo toda la eternidad en el cielo.Señor bendice nuestra casita y a todos sus integrantes de este bello grupo familiar y de amistad, que en sus corazones brille la paz, también en cada uno de sus familias, que todos gocen de buena salud, al igual que sus familiares. Que no exista los celos y la envidia, porque todo esta hecho con dedicación amor y trabajo. Te lo pedimos Padre Amado en el nombre de Tu Hijo Jesucristo. Alabado seas Señor, Bendito sea tu Santo Nombre Señor.Amén y Amen
GRACIAS SEÑOR POR ESCUCHARNOS
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Con el mayor de mis respetos. Saludos. Dios los Bendiga. *
GRACIAS POR TU AMISTAD, FELIZ DIA.
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Hermes Sarmiento G
De Colombia
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