El Evangelio de hoy DOMINGO
2 DE OCTUBRE DE 2011
Domingo de la XXVII Semana del Tiempo Ordinario
"Los hombres tienen con frecuencia bastante religión para sentirse enemigos de los que tienen otra; y muy pocas veces tienen la religión necesaria para amarse los unos a los otros".
¡Bienvenidos. Hermanos y hermanas en Cristo Jesús!
“El Señor este con Uds.”.Nos hemos reunido para leer la Palabra y alimentarnos de Cristo Resucitado que fortalece nuestra vida y nos compromete a vivir y a llevar una vida Espiritual llena de amor y paz.
Con alegría leamos la palabra.
“Habla Señor, qué tu siervo escucha”.
Señor, creo en las Sagradas Escrituras que voy a leer,se que contiene Tu Santa Palabra.Haz que la escuche con todo respeto y amor.Ilumina mi mente para que por medio de ella yo conozca Tu Santa voluntad, y mueve mi corazón para que yo cumpla con fidelidad lo que Tú quieres de mí.Espíritu Santo, ilumina con Tu luz mi cabeza y enciende mi corazón para que la palabra de Dios pueda entrar y quedarse siempre en mí, para conocer por medio de Tu Palabra, Tu Divina voluntad, lo que puedo y debo lo, que debo y puedo modificar,y que no depende de mi cambiar, como debo conducirme en los acontecimientos de la vida.Señor, aquí tienes mi corazón abierto, dispuesto a Escuchar Tu Palabra con corazón sencillo y con la voluntad decidida para obedecerle...En TI esta la Luz y la salvación.Amen, y Amen
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PRIMERA LECTURA
Isaías 5,1-7 *La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel*
Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña. Mi amigo tenía una viña en fértil collado. La entrecavó, la descantó, y plantó buenas cepas; construyó en medio una atalaya y cavó un lagar. Y esperó que diese uvas, pero dio agrazones. Pues ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá, por favor, sed jueces entre mí y mi viña. ¿Qué más cabía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho? ¿Por qué, esperando que diera uvas, dio agrazones? Pues ahora os diré a vosotros lo que voy a hacer con mi viña: quitar su valla para que sirva de pasto, derruir su tapia para que la pisoteen. La dejaré arrasada: no la podarán ni la escardarán, crecerán zarzas y cardos; prohibiré a las nubes que lluevan sobre ella. La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel; son los hombres de Judá su plantel preferido. Esperó de ellos derecho, y ahí tenéis: asesinatos; esperó justicia, y ahí tenéis: lamentos. Palabra de Dios.
Meditación
La historia que cuenta el profeta es insolita, inaudita.Una plantación que recibió todos los cuidados y no sufrió ninguna inclemencia del tiempo ¿Cómo va a dar frutos buenos? Así de inaudito es que nosotros, pueblo de Dios, habiendo recibido de el puro amor, le devolvamos con frutos amargos esos frutos amargos son la injusticia y la deshonestidad .Algunos seguimos aferrados a un «servicio de la palabra» más apto para generaciones pasadas que para la sociedad actual. Pretendemos hacer oír una «palabra» alejada de la realidad que vivimos, expresadas en un lenguaje teórico, con poco sabor de la vida y la problemática de la gente... La inculturación sigue siendo una «materia pendiente» para demasiados predicadores cristianos. Nos preguntamos cómo lograr que nuestro «servicio de la palabra» se inspire y se haga carne en compromisos concretos por la Vida, la Justicia y la Solidaridad concretas, tal como se viven en el día a día... Podemos mirar a los profetas, que nos pueden orientarnos en esta tarea. Ellos siempre mantuvieron una actitud crítica frente a las instancias de poder y, simultáneamente, vivían en medio del pueblo. Isaías, por ejemplo, no duda en utilizar una vieja canción romántica, sobre una viña, para comunicar con eficacia su mensaje. No teme que lo tilden de coplero de amoríos, o que la gente piense que sus recursos didácticos no están a la altura requerida. Para Isaías lo importante era hacer captar al decadente reino de Judá los peligros evidentes de una política interna ejercida mediante el autoritarismo, la represión y el inmediatismo. Y la maestría de su «servicio de la palabra», comprometido y vital, accesible y a la vez profundo, quedó reflejado en la «Canción de la viña» que hoy escuchamos como primera lectura.
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Salmo: 79
*La viña del Señor es la casa de Israel.*
Sacaste una vid de Egipto, expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste. Extendió sus sarmientos hasta el mar, y sus brotes hasta el Gran Río. ¿Por qué has derribado su cerca para que la saqueen los viandantes, la pisoteen los jabalíes y se la coman las alimañas? Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó, y que tú hiciste vigorosa. No nos alejaremos de ti: danos vida, para que invoquemos tu nombre. Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Segunda Lectuta Filipenses 4,6-9 *Poned esto por obra, y el Dios de la paz estará con vosotros.*
Hermanos: Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta. Y lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis y visteis en mí, ponedlo por obra. Y el Dios de la paz estará con vosotros. Palabra de Dios.
Meditación
En el último capítulo de su carta, Pablo da a los filipenses unos consejos. En primer lugar, hace una invitación a la alegría. La causa de esta alegría es la próxima venida del Señor. Es cierto que dicha venida ha de ser también motivo de vigilancia y que no podemos vivir "alegremente", pero debemos descansar de todas nuestras preocupaciones en el Señor. Por eso Pablo añade: "Nada os preocupe". Es una llamada a la serenidad de ánimo que nace de la confianza en Dios y que nos libera de la inquietud propia de cuantos no tienen en quien confiar. La petición es la oración del pobre, del que todavía no ha llegado, del que todavía camina hacia la plenitud de Dios. Por eso es la oración de los cristianos que esperan la venida del Señor. Por otra parte, sabemos que Dios nos ama y se ha revelado en su Hijo, JC. Así que tenemos siempre motivos para dar gracias a Dios, y nuestras peticiones deben ir acompañadas incesantemente de la acción de gracias. La "paz de Dios" porque viene de Dios y no es la paz que el mundo puede dar. Esta es la paz que posee el que sabe conjugar en su vida la responsabilidad vigilante y la petición a Dios de lo que todavía espera, con la seguridad de una fe agradecida por lo que ya ha recibido en Xto Jesús. Pablo, que escribe desde la cárcel y a la vista de sus guardianes, compara esta paz de Dios a los guardianes que Dios pone ante las puertas del corazón y de la mente para que nada perturbe la serenidad interior. Pero esta paz de Dios, que nos custodia de falsos temores, nos libera por ello mismo para apreciar y aceptar sin recelo cuanto de bueno hay en el mundo. Los cristianos tienen que tener siempre abierto el corazón a todos los valores que, no siendo específicamente suyos, son sin embargo auténticos.
El Evangelio De Hoy
Mateo 21,33-43 *Arrendará la viña a otros labradores*
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los senadores del pueblo: "Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo." Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia." Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?" Le contestaron: "Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos." Y Jesús les dice: "¿No habéis leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos." Palabra del Señor
Reflexión
Como podemos ver en el evangelio de hoy. Jesús se vale del mismo tema de la viña para expresar su mensaje. Muchos grupos fanáticos consideraban que la salvación de Israel era la única meta de la historia. Jesús cuestionó duramente esta manera de pensar, por superficial y excluyente. Por eso, muchos líderes sectarios, tanto de derecha como de izquierda, consideraron que Jesús era una amenaza. Para Jesús el Reino de Dios estaba abierto a todos los seres humanos « de buena voluntad», o sea, que tuvieran como valor primero de su vida el Amor y la Justicia. El Reino es «Vida, Verdad, Justicia, Paz, Gratuidad, Amor». Por eso, no eran importantes para Jesús las diferencias raciales, de género o de cualquier otro tipo: todas las personas «de buena voluntad», todas las que estén dispuestas a vivir la solidaridad fraterna, están invitadas. Y Jesús no sólo lo propuso como un ideal, sino que lo realizó en la práctica. Esta manera de actuar y de pensar le acarreó agudos y profundos conflictos con los grupos religiosos y políticos de la época, incluso con sus propios discípulos. Para los hombres ortodoxos esta apertura del Reino de Dios a los extranjeros, enfermos y pecadoras era absolutamente impensable. Más aún, ellos consideraban que fuera de Israel y de su particular religión no había salvación para nadie. Se consideraban «propietarios» del Reino de Dios. Jesús los desafía abiertamente, y por medio de esa comparación con la viña, les muestra que la ortodoxia recalcitrante no conduce a la salvación. El profeta de Galilea se burla de las pretensiones privatizadoras de los ortodoxos y les muestra que Dios entrega el Reino a aquellas comunidades que viven el amor y la justicia. El Reino no es propiedad privada de nadie ni de ningún grupo en particular. Nadie lo tiene asegurado a título de una raza o religión concreta. Toda la vida y ministerio de Jesús es compromiso con la vida. Sus acciones y palabras convocan a todos a compartir su vida en la nueva realidad humana y mundana que la construcción del Reino va provocando: sus obras poderosas, su acogida hacia los excluidos, el anuncio de la utopía de Dios que abre nuevos horizontes de esperanza en el corazón de los pobres. Éstos y otros signos son manifestaciones de la voluntad del Padre que envía a Jesús para que los hijos e hijas «tengan vida y la tengan en abundancia» (Jn 10,10) y que, por ello, invita a celebrar el retorno del hijo «que estaba muerto y ha vuelto a la vida» (cf. Lc 15,32). La denuncias de Jesús, por otra parte, nos indican que el mensajero del Dios de la Vida no puede permitir que el ser humano esté permanentemente torturado por experiencias de muerte. Queremos que nuestra vida y nuestro ministerio sean una confesión y un testimonio de nuestra fe en el Dios «que ama la vida» (Sab 11, 26). Como seguidores de Jesús sabemos que esta vida se manifiesta y goza en plenitud cuando se pone totalmente al servicio del Reino (cf Mt 10,39). Jesús, el Hijo del hombre, está dispuesto a dar su vida en rescate por todos (cf Mt 20,28). Nadie le quitó la vida; él la entregó libremente. De él hemos aprendido que ser buen pastor es desvivirse por el rebaño, dar la vida por los hermanos (cf Jn 10,11). En este momento debemos sumarnos a tantos cristianos y cristianas que en los últimos años han optado por servir a la vida, aun a riesgo de perder o complicar la suya propia. Al hacerlo, prolongamos la mejor tradición cristiana, confiados en la intercesión de nuestros hermanos y hermanas mártires.
Señor, qué fácil puede resultar el olvidar que todos los dones, empezando por la vida misma, dependen de tu amor. Ayúdame para que en esta oración mi deseo de amar se vuelva más puro, más libre de las atracciones pasajeras del mundo, para así poder crecer en la bondad y pueda servirte y darme a los demás.
Hoy te doy gracias, Padre celestial, por amarme en tu Hijo Jesús, y por el amor filial que quieres hacerme experimentar en la Iglesia. Jesús amado, te pido que seas mi Señor y Salvador, para que yo pueda vivir en Ti y para Ti y ser así fiel a Dios hasta el final.” Jesús, haz que mi corazón dé frutos de amor, especialmente en mi propia familia. Gracias, Señor, por este rato de oración. Te amo y te reconozco como Dueño y Señor de mi vida. Esta convicción debe abarcar también mi vida apostólica, dejarte actuar para que pueda dar los frutos que me acerquen a Ti y, sobre todo, para que pueda ser un auténtico discípulo y misionero de tu amor.
Señor Jesús, yo confieso que he pecado contra Ti, Por favor perdóname por haber andado en mi propio egoísmo y limpiadme. Yo te recibo como mi Señor y Salvador. Yo creo que Tú eres el Hijo de Dios, quién vino a la tierra, murió en la cruz, derramo su Sangre por mis pecados, y se levanto de los muertos. Dame tu fuerza, Señor. Ayúdame a vivir mi vida de forma que te agrade. Gracias por abrir el camino para yo poder orar a Dios el Padre, en tu nombre. Yo me regocijo en tu promesa, de que viviré contigo toda la eternidad en el cielo.Señor bendice nuestra casita y a todos sus integrantes de este bello grupo familiar y de amistad, que en sus corazones brille la paz, también en cada uno de sus familias, que todos gocen de buena salud, al igual que sus familiares. Que no exista los celos y la envidia, porque todo esta hecho con dedicación amor y trabajo. Te lo pedimos Padre Amado en el nombre de Tu Hijo Jesucristo. Alabado seas Señor, Bendito sea tu Santo Nombre Señor.Amén y Amen
GRACIAS SEÑOR POR ESCUCHARNOS
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