E invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás”
Salmo 50:15
¡Cuánto disfrutamos al leer los salmos! Es como si una caricia hecha por la misma mano de Dios llegara a lo más profundo de nuestro corazón. Cuánta dulzura, cuánto amor, cuánto aliento y fortaleza hallamos al leerlos. El salmista expresa todo tipo de emociones y sentimientos. En el quebranto sabe encontrar el refugio en la presencia de Dios, cuando el desánimo lo atormenta se sostiene de su mano poderosa. Ante el peligro y la amenaza, los brazos del Señor son como un muro inexpugnable, detrás del cual se siente seguro y a salvo. Los salmos nos hablan de la profunda necesidad y dependencia que el ser humano tiene de su Creador. “Cuando la angustia invada tu alma y opriman tu corazon, buscame, que habré de socorrerte”. Esa es, en nuestras palabras, la expresión del corazón de Dios.
La angustia siempre aparece acompañando situaciones familiares difíciles, problemas de salud, crisis matrimoniales, apuros económicos, etc. Un corazón angustiado agrava la carga emocional en esos momentos de por si afligentes. Pero entonces, ¿Qué hacer con la angustia, como arrancar del pecho esa opresión? ¿Basta con solo quererlo, es una mera cuestión de decidir no estar más angustiado? Así como en la medicina actual existen especialistas según el área afectada, del mismo modo, para la angustia hay que ir al que más sabe. Hay que ir a Jesucristo.
Amigo de las mejores palabras, tal vez ahora mismo estás afligido, preocupado. Quizás estás pasando una de las peores etapas de tu vida, y sentís en lo profundo de tu corazón una angustia insoportable. ¡Pedile ayuda a Dios! Abrí tu corazón para que entre el especialista en arrancar las tristezas y la amargura. Jesucristo hoy mismo quiere darte libertad y paz. ¡Levantá tu oración al cielo y El Espíritu Santo te llenará del amor inigualable de un Dios que te ama con todo su corazón!
Iglesia Nueva Vida | Av. Cabildo 3546
Pastor Edgardo Eliseiry