FRUTO DE LA IMPACIENCIA
Al ver que los años pasan y no tiene hijos, Sara no puede esperar más. No acude a Dios para solicitar su intervención, sino que decide solucionar el problema a su manera, ofreciéndole a Abram su sierva Agar. Sara le presenta la situación a su esposo como la única alternativa. No se acuerda de la promesa de descendencia que Dios le había hecho a Abram.
Como resultado de su actitud impaciente e incrédula se presenta un problema en el hogar. La sierva egipcia se siente superior a su señora y la mira con desprecio. Sabe que tendrá un primogénito, y si la esposa no tiene hijos, el suyo será el heredero y tendrá los privilegios correspondientes. La conducta de la sierva produce una reacción en Sara que, con la aprobación de su esposo, la aflige hasta que se aleja de la casa.
Podemos imaginar cómo sería el clima de ese hogar: molestias, malas caras, reclamos, envidias, temores y amarguras, con emociones y sentimientos tan contrarios a los que debía reinar en una casa bendecida con las promesas del Dios eterno. La falta de paciencia para esperar el tiempo del Señor origina en nosotros actitudes fuera de la voluntad de Dios, las cuales nos llevarán a vivir circunstancias muy desagradables, que nos pueden acarrear daños irreversibles. La impaciencia representa falta de fe y conduce al pecado.
El creyente guiado por el Espíritu Santo puede crecer en el tiempo de espera mediante la vida abundante de Cristo, en la seguridad de que Dios en su tiempo cumplirá sus planes para nuestra vida.
Oración: Amado Padre, ayúdame a esperar con paciencia el cumplimiento de tus promesas
Maritza I. Sibila
Tomado de la Biblia Devocional para la Mujer
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