“Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre”
Jueces 6:16
Estas palabras son las que Dios mismo le dijo a un hombre llamado Gedeón. Y el contexto es el siguiente. Los israelitas estaban pasando un tiempo muy duro. Sufrían el ataque de sus enemigos, los madianitas, quienes arrasaban con sus cosechas y los despojaban de todo el producto de su esfuerzo. Lo que ocurre es que Israel había dado la espalda al Dios verdadero, su Dios. Esto explica el porque sus enemigos los acorralaban de ese modo. Era tanta la desesperación de Israel que buscaban esconderse en cuevas, ellos y sus cosechas y animales, para no ser robados. En verdad no era vida la que estaban viviendo. Pero cuando decidieron volver el corazón a Dios, la situación comenzó a revertirse. ¡Es que siempre las cosas cambian para mejor cuando buscamos la ayuda del cielo! Y, como parte de su plan libertador, Dios escoge a este Gedeón para ser el caudillo que liderara al pueblo hacia la libertad. Lo interesante de las palabras con que El Señor le habla, es que se las dice en momentos que este joven se apresuraba a limpiar el grano para esconderlo de la rapiña enemiga. ¡Una actitud más acorde a un hombre asustado y resignado! Sin embargo, como Dios nunca se equivoca en sus elecciones, ese mismo Gedeón, tiempo luego y bajo la unción del Espíritu de Dios, lideró a un reducido grupo de valientes hacia una victoria tan increíble como gloriosa. ¿Qué fue lo que cambió el destino de un pueblo derrotado y humillado, y qué transformó a Gedeón, de un timorato granjero en un corajudo hombre de guerra? Pues fue Dios Él que cambió todo.
Amigo de las mejores palabras, esta palabra es para vos. Al igual que Gedeón lo que resuena en tus oídos y en tu corazón, es la misma voz del cielo. No te resignes a vivir en derrota lo que te resta de vida, no te escondas de la dura realidad en la “cueva” de la frustración y la impotencia. ¡Dios quiere cambiarte y cambiarlo todo! Recibí a Jesucristo como tu Señor y Salvador, serás lleno del Espíritu Santo y lo que hoy ves como imposible se transformará en una gloriosa realidad.
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