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General: EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 25 DE MARZO DE 2012.DIOS LOS BENDIGA,FELIZ DOMINGO
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De: hermes sarmiento  (Mensaje original) Enviado: 25/03/2012 01:10

 


El Evangelio DE  Hoy DOMINGO 25 DE MARZO DE 2012.

V DOMINGO DE CUARESMA. 

¡Bienvenidos. Hermanos y hermanas en Cristo Jesús!

“El Señor este con Uds.”.Nos hemos reunido para leer la Palabra y alimentarnos de Cristo Resucitado que fortalece nuestra vida y nos compromete a vivir y a llevar una vida Espiritual llena de amor y paz.

Con alegría leamos la palabra.

Habla Señor, qué tu siervo escucha”.

Señor, creo en las Sagradas Escrituras que voy a leer,se que contiene Tu Santa Palabra.Haz que la escuche con todo respeto y amor.Ilumina mi mente para que por medio de ella yo conozca Tu Santa voluntad, y mueve mi corazón para que yo cumpla  con fidelidad lo que Tú quieres de mí.Espíritu Santo, ilumina con Tu luz mi cabeza y enciende mi corazón para que la palabra de Dios pueda entrar y quedarse siempre en mí, para conocer por medio de Tu Palabra, Tu Divina voluntad, lo que puedo y debo lo, que debo y puedo modificar,y que no depende de mi cambiar, como debo conducirme en los acontecimientos de la vida.Señor, aquí tienes mi corazón abierto, dispuesto a Escuchar Tu Palabra con corazón sencillo y con la voluntad decidida para obedecerle...En TI esta la Luz y la salvación.Amen, y Amen

Primera Lectura.

Jeremías 31,31-34
*Haré una alianza nueva y no recordaré sus pecados*

"Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto: ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor -oráculo del Señor-. Sino que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días -oráculo del Señor-: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: "Reconoce al Señor." Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande -oráculo del Señor-, cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados."
Palabra de Dios.

Meditación

En medio de la aflicción que se siente al ver Jerusalén destruida y los judíos divididos entre los que se quedaron y fueron deportados, se oyen las palabras del profeta Jeremías como un canto al perdón y la esperanza. Con razón los expertos llaman a estos capítulos de Jeremías el «libro de la consolación». Dios quiere comenzar de nuevo con su pueblo, proponiendo sellar una «nueva alianza», que genere relaciones nuevas entre Dios y su pueblo. ¿Qué tipo de alianza? Una que ya no esté escrita en tablas sino en el corazón mismo del ser humano. Dios deja claro que no es la simple ley, por sí misma, sino su espíritu, lo que nos acerca a Dios. Cuando se tiene a Dios «en el corazón», la ley se humaniza, se des-absolutiza, se acata desde el corazón, sin legalismos, con sinceridad, y el ser humano entra a formar parte del pueblo de Dios. Con ello, el otro regalo que nos hace Dios es acceder gratuitamente a su conocimiento. No hay que pagar ni matrícula ni mensualidades, no hay que ser mayor o menor, ni de una raza u otra: Dios se revela en la historia de cada pueblo, sin discriminaciones, sin olvidar a ninguno.

Salmo:50

*OH Dios, crea en mí un corazón puro.*

Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti.

Segunda lectura

Hebreos 5,7-9
*Aprendió a obedecer y se ha convertido en autor de salvación eterna*

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando es su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.
Palabra de Dios

Meditación

La carta a los hebreos destaca las actitudes de Jesús en el cumplimiento de la voluntad del Padre. El pasaje recuerda la escena del huerto de los Olivos, cuando Jesús ora al Padre ante la posibilidad de ser librado de la muerte. La oración tuvo como efecto el fortalecer a Jesús para llevar a cabo su misión, no ahorrarle la realización de la misión. Los cristianos tenemos mucho que aprender en este sentido, pues, la mayoría de las veces, nuestras palabras más que oraciones o súplicas parecen órdenes dadas a Dios para que no se haga su voluntad. El texto nos acerca también al sufrimiento que asume Jesús como prueba de su obediencia a los designios del Padre. Oración y sufrimiento de Jesús son signos concretos de esta solidaridad que comparte con toda la Humanidad. Por este acercamiento tan perfecto a la voluntad del Padre es por lo que Jesús se convierte en manifestación de la presencia de Dios entre nosotros, camino y modelo de salvación abierto a todos los hombres y mujeres del mundo.

Santo Evangelio:

Juan 12,20-33
*Si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto*

En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: "Señor, quisiéramos ver a Jesús." Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó: "Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará.
Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre." Entonces vino una voz del cielo: "Lo he glorificado y volveré a glorificarlo." La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel. Jesús tomó la palabra y dijo: "Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí." Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.
Palabra del Señor.

Reflexión

En el evangelio de Juan vemos a judíos -o convertidos al judaísmo- que vienen a Jerusalén con motivo de la fiesta pascual. En medio de la caravana aparecen algunos griegos que aprovechan para pedir a Felipe: «quisiéramos ver a Jesús». La pregunta no es «¿dónde está?», a lo que probablemente cualquiera les hubiera respondido con una información adecuada, sino una petición que va unida al deseo de la mediación de los discípulos para conocer personalmente a Jesús. Los discípulos son reconocidos por su cercanía al maestro y se convierten en mediadores, testigos y compañeros de camino para quienes quieren ver a Jesús. El hecho de que sean griegos quienes buscan a Jesús tal vez quiera ser un símbolo de universalidad del evangelio, pues «incluso los paganos buscan a Jesús». La ocasión es aprovechada para anunciar que el tiempo de las palabras y los signos está llegando a su fin, pues se acerca la «hora» del «signo» mayor: su pasión y muerte en la cruz para alcanzar la redención del mundo.

Jesús acude a una breve parábola. Sólo el grano de trigo que muere de mucho fruto. Esta brevísima parábola presenta una vez más, de otro modo, la lección fundamental del Evangelio entero, el punto máximo del mensaje de Jesús: el amor oblativo, el amor que se da a sí mismo, y que por ese perderse a sí mismo, por ese morir a sí mismo, genera vida.

El pasaje evangélico de hoy es muy significativo en nuestro camino cuaresmal. Jesús ha subido a Jerusalén a la fiesta de pascua. Algunos griegos acuden a Felipe y le dicen: “Quisiéramos ver a Jesús, quisiéramos conocerlo”. Es una pregunta que también nosotros deberíamos hacer siempre. Siempre necesitamos acercarnos a Jesús, conocerlo de nuevo, como si nunca lo hubiésemos visto, porque nunca acabarnos de conocer al Señor. Cada día deberíamos sentir cómo surge dentro de nosotros más vivamente este deseo: ver a Jesús. ¿Quién nos conducirá a él, quién nos lo señalará, quién nos lo hará ver?
Precisamente este deseo nos lleva a escuchar su Palabra, a buscarle en la Sagrada Escritura, en el Evangelio, en la Iglesia, en los hermanos, en los sacramentos, en nuestro corazón. Ahora ya no debemos buscarle fuera de nosotros, porque Jesús vive en nosotros, si de verdad creemos. Lo más importante es participar íntimamente, con corazón de creyente, en el misterio de Cristo. Sólo así daremos fruto. Pero Jesús nos recuerda que nadie vive verdaderamente —y esto significa dar fruto— si no acepta penetrar en el misterio del grano que muere, misterio vivido por él antes que nadie.
Nosotros no tenemos fuerza suficiente para ahondar en la tierra fecunda si no tenemos presente que el terreno para morir es el del amor, que da sentido a la cruz de Cristo y a todas las cruces que se levantan junto a ella, esperando a su sombra el cumplimiento de la alianza nueva que es su pascua

Señor, permite que esta oración me dé la luz y fortaleza para lograr desprenderme de todo lo que me pueda apartar de cumplir tu voluntad. Dame la gracia de responderte sin temor. Señor, quiero ser esa semilla que muere a sí mismo para producir el fruto que Tú tienes dispuesto.

Jesús, dame un amor tan grande a la Iglesia y a tu Reino, que me exija la generosidad y la abnegación necesarias para entregarme a la misión que me has encomendado. Que comprenda la urgencia de poner mi vida, mi tiempo y mis haberes, a disposición de la extensión de tu Reino.

Señor Jesús,  yo confieso que he pecado contra Ti, Por favor perdóname por haber andado en mi propio egoísmo y limpiadme.  Yo te recibo como mi Señor y Salvador. Yo creo que Tú eres el Hijo de Dios, quién vino a la tierra, murió en la cruz, derramo su Sangre por mis pecados, y se levanto de los muertos. Dame tu fuerza, Señor. Ayúdame a vivir mi vida de forma que te agrade.  Gracias por abrir el camino para yo poder orar a Dios el Padre, en tu nombre. Yo me regocijo en tu promesa, de que viviré contigo toda la eternidad en el cielo.Señor bendice nuestra casita y a todos sus integrantes de este bello grupo familiar y de amistad, que en sus corazones brille la paz, también en cada uno de sus familias, que todos gocen de buena salud, al igual que sus familiares. Que no exista los celos y la envidia, porque todo esta hecho con dedicación amor y trabajo. Te lo pedimos Padre Amado en el nombre de Tu Hijo Jesucristo. Alabado seas Señor, Bendito sea tu Santo Nombre Señor.Amén y Amen

GRACIAS SEÑOR POR ESCUCHARNOS

Cristiano católico

* Te agradecería compartieras con tus amistades este mensaje.
Con el mayor de mis respetos.

Saludos, Dios los Bendiga. *

GRACIAS POR TU AMISTAD, FELIZ DIA.

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Así, responderé oportunamente.

Gracias

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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: gabsutaco Enviado: 25/03/2012 14:50
NAMASTE


 
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