El da fuerzas al fatigado, y al que no tiene fuerzas, aumenta el vigor.
Pero los que esperan en el SEÑOR renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán. Isaías 40:29-31
Hay momentos en los que pareciera que lo que nos está sucediendo, nunca va a terminar, lejos de ver un fin, vemos tormentas tras tormentas, como que todo se pone a nuestra contra y no terminamos de salir de una cuando ya va entrando otra mas y a veces hasta más fuerte.
Y es que no vamos a negar que a veces lo más sencillo es darse por vencido frente a la adversidad, más cuando las fuerzas se nos están acabando, cuando nos sentimos impotentes de seguir luchando y cuando todo pareciera que no va a terminar.
Sé que es estar en ese punto, sé que es experimentar un sentimiento de soledad total frente a todas las adversidades, sé que es tener la intención de rendirme, sé lo que se siente querer que todo termine y ver la luz.
Mientras reflexionaba sobre todo esto, Dios me llevo a un pasaje de la Biblia que encierra la respuesta perfecta a todos estos sentimientos que en su momento aparecen en nuestra vida, frente a una situación de la que pareciera que nunca va a terminar, quiero compartir contigo:
“Es por esto que nunca nos damos por vencidos. Aunque nuestro cuerpo está muriéndose, nuestro espíritu va renovándose cada día. Pues nuestras dificultades actuales son pequeñas y no durarán mucho tiempo. Sin embargo, ¡nos producen una gloria que durará para siempre y que es de mucho más peso que las dificultades! Así que no miramos las dificultades que ahora vemos; en cambio, fijamos nuestra vista en cosas que no pueden verse. Pues las cosas que ahora podemos ver pronto se habrán ido, pero las cosas que no podemos ver permanecerán para siempre”.
2 Corintios 4:16-18
Es reconfortable leer esas líneas y darme cuenta que hay una respuesta para esos momentos en los que creemos que lo malo que nos está pasando, nunca va a terminar.
Leer esas líneas y reflexionarlas me hacen fortalecer la fe, me hacen estar seguro que no durara mucho tiempo y que sobre todo, más allá de las dificultades que actualmente estemos experimentando, tenemos que tener fija nuestra vista en el futuro glorioso que nos espera junto a nuestro Señor.
Todo esto es como ir rumbo a la Gloria Eterna en medio de un camino rocoso y con muchos obstáculos, pero más allá de las rocas y obstáculos que habrán, hay un final que nos espera del cual debemos fijar nuestra vista, no ver lo rocoso del camino, sino ver lo que al final nos espera, que es toda una eternidad junto a nuestro Dios.
Quizá hoy tú te preguntes: “¿Cuándo terminara todo esto difícil que estoy experimentando?”, y estoy seguro que anhelas que termine ya, no te voy a decir que terminara hoy mismo, tampoco te puedo asegurar que terminara mañana, pero de lo que si te puedo asegurar, es que todo lo que estas pasando no será nada comparado a la GLORIA ETERNA que nos espera junto a nuestro Creador.
Vale la pena luchar, vale la pena no rendirse, vale la pena hacerle frente a toda dificultad, más allá del presente, nos espera un futuro Glorioso por el que sin duda VALE LA PENA LUCHAR.
Hoy te invito a que te vuelvas a parar, a que te sacudas el polvo, retomes tu camino y sobre todo a que ahora tu mirada no esté fija en los obstáculos que enfrentaras o en las experiencias difíciles que te tocaran vivir, sino en lo que te espera más allá de todo eso, LA GLORIA ETERNA.
Dios jamás te ha dejado, pese a todo lo que puedas estar pasando tienes que tener la seguridad de que El está allí contigo y aunque todo pareciera que nunca terminara, tienes que estar confiado en que saldrás victorioso al final de todo, porque EL VICTORIOSO VIVE EN TI.
¡Sigue luchando!
Enrique Monterroza