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General: EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 05 DE AGOSTO DE 2012.DIOS LES BENDIGA.FELIZ DOMINGO
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De: hermes sarmiento  (Mensaje original) Enviado: 05/08/2012 13:32

El Evangelio DE

 Hoy DOMINGO 05 DE AGOSTO DE 2012.

XVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO.

¡Bienvenidos. Hermanos y hermanas en Cristo Jesús!

“El Señor este con Uds.”.Nos hemos reunido para leer la Palabra y alimentarnos de Cristo Resucitado que fortalece nuestra vida y nos compromete a vivir y a llevar una vida Espiritual llena de amor y paz.

Con alegría leamos la palabra.

Habla Señor, qué tu siervo escucha”.

Señor, creo en las Sagradas Escrituras que voy a leer,se que contiene Tu Santa Palabra.Haz que la escuche con todo respeto y amor.Ilumina mi mente para que por medio de ella yo conozca Tu Santa voluntad, y mueve mi corazón para que yo cumpla  con fidelidad lo que Tú quieres de mí.Espíritu Santo, ilumina con Tu luz mi cabeza y enciende mi corazón para que la palabra de Dios pueda entrar y quedarse siempre en mí, para conocer por medio de Tu Palabra, Tu Divina voluntad, lo que puedo y debo lo, que debo y puedo modificar,y que no depende de mi cambiar, como debo conducirme en los acontecimientos de la vida.Señor, aquí tienes mi corazón abierto, dispuesto a Escuchar Tu Palabra con corazón sencillo y con la voluntad decidida para obedecerle...En TI esta la Luz y la salvación.Amen, y Amen

Primera Lectura.

Éxodo 16,2-4.12-15
*Yo haré llover pan del cielo*

En aquellos días, la comunidad de los israelitas protestó contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo: "¡Ojala hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta comunidad." El Señor dijo a Moisés: "Yo haré llover pan del cielo: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba a ver si guarda mi ley o no. He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: "Hacía el crepúsculo comeréis carne, por la mañana os saciaréis de pan; para que sepáis que yo soy el Señor, vuestro Dios."" Por la tarde, una banda de codornices cubrió todo el campamento; por la mañana, había una capa de rocío alrededor de campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo fino, parecido a la escarcha. Al verlo, los israelitas dijeron: "¿Qué es esto?" Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: "Es el pan que el Señor os da de comer."
Palabra de Dios.

Meditación

La primera lectura, del Éxodo, nos recuerda cómo el desierto es la carencia de todo. A toda persona le llega de vez en cuando su desierto: la situación crítica en la que parece que no se encuentran soluciones de ayuda para sobrevivir a tan crítica situación. Al pueblo de Israel le era muy provechoso el tener que estar en el desierto donde todo falta, para que pudiera experimentar el portentoso modo que Dios tiene para ayudar a los que en Él confían. En el desierto el Pueblo de dios aprende a experimentar la condición de “pobre”, de “necesitado de todo” del auxilio de Dios. Esto le será útil para el crecimiento de su fe y de su esperanza en las ayudas milagrosas. En la península del Sinaí hay un arbusto llamado “tamarisco”. Produce una secreción dulce que gotea desde las hojas hasta el suelo. Por el frío de la noche se solidifica y hay que recogerla de madrugada antes de que el sol la derrita. ¿Sería esto lo que Dios le proporcionó a su pueblo, multiplicándolo claro está, de manera prodigiosa? Lo cierto es que los israelitas consideraron siempre la aparición de este alimento como una demostración de la intervención milagrosa a favor de su pueblo. Lo llamaron “maná”, porque los niños al comerlo preguntaban: “¿qué es esto?, “lo que en su idioma se dice: “Man-ah?”. También es llamado por los salmos “pan del cielo” (Sal 78) y el libro de la Sabiduría dice que, “sabía a lo que cada uno deseaba que supiera” (Sab16,20). Jesús dirá que el Verdadero Pan bajado del cielo será su cuerpo y su sangre. O sea que este maná milagroso del desierto era un símbolo y aviso de lo que iba a hacer Dios más tarde con sus elegidos, dándoles como alimento el cuerpo de su propio Hijo divino.

Salmo: 77

*El Señor les dio un trigo celeste.*

Lo que oímos y aprendimos, lo que nuestros padres nos contaron, lo contaremos a la futura generación: las alabanzas del Señor, su poder.
Dio orden a las altas nubes, abrió las compuertas del cielo:  hizo llover sobre ellos maná,  les dio un trigo celeste.
Y el hombre comió pan de ángeles, les mandó provisiones hasta la hartura. Los hizo entrar por las santas fronteras, hasta el monte que su diestra había adquirido.

Segunda Lectura

Efesios 4, 17.20-24
*Vestíos de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios*

Hermanos: Esto es los que digo y aseguro en el Señor: que no andéis ya como los gentiles, que andan en la vaciedad de sus criterios. Vosotros, en cambio, no es así como habéis aprendido a Cristo, si es que es él a quien habéis oído y en él fuisteis adoctrinados, tal como es la verdad en Cristo Jesús; es decir, a abandonar el anterior modo de vivir, el hombre viejo corrompido por deseos seductores, a renovaros en la mente y en el espíritu y a vestiros de la nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas.
Palabra de Dios. 

Meditación

La segunda lectura continuada de la carta a los Efesios pide a los creyentes que se dejen renovar por el Espíritu Santo y pasen de un modo de obrar no digno del ser humano, a un modo de obrar digno de quien tiene fe en Cristo. Pide que abandonemos nuestro estilo anterior de vida pecaminosa y marchemos en adelante por un nuevo camino de vida cristiana. Se nos invita a no dejarnos guiar por esta “vaciedad de criterios”. En estos pocos versículos continúa la exhortación a buscar la unidad y a vivir dignamente la propia vida cristiana, guiada y fundamentada en un verdadero conocimiento de Cristo. Pablo desarrolla este argumento jugando con la antítesis del ser humano viejo y el ser humano nuevo (Col 3,9-10; 1Cor 5,7-8). Elegir la novedad, lo nuevo, es elegir a Cristo. Esto significa romper con el viejo ser humano pecaminoso, con el pecado del mundo, para estar dispuestos a una continua renovación en el Espíritu, a vivir en la justicia y santidad y ser justos y rectos. Este texto es una clara respuesta a quienes piensan que el cristianismo simplemente es una cosa del pasado.

Santo Evangelio:

Juan 6,24-35
*El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí no pasará sed*

En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo has venido aquí?" Jesús contesto: "Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios." Ellos le preguntaron: "Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?" Respondió Jesús: "La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado." Le replicaron: "¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: "Les dio a comer pan del cielo."" Jesús les replicó: "Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo." Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de este pan." Jesús les contestó: "Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed."
Palabra del Señor.

Reflexión.

En el fragmento evangélico de hoy aparece un diálogo entre la muchedumbre y Jesús. Este corrige dos veces las perspectivas, la manera de entender las cosas de la muchedumbre. En vez de responder a la pregunta de la muchedumbre, hace de inmediato una observación crítica: «Os aseguro que me buscáis, no por las señales que habéis visto, sino porque os habéis hartado de pan». De este modo reprocha a la gente el hecho de no haber captado el sentido del milagro, y haberse limitado a aprovecharse de él: se han comido los panes que él ha multiplicado, se han saciado, y nada más.
Sin embargo, este milagro es signo de un don espiritual que Jesús quiere hacer a la gente. Jesús, verdadero pan de vida, quiere saciar no sólo los cuerpos, sino también las almas, dando un alimento espiritual que pueda colmar los deseos más profundos de los hombres. Por eso invita a la gente a procurarse no el alimento que perece, sino el que dura para la vida eterna.
La gente escucha este reproche, comprende que Jesús quiere hablar de conversión y pregunta: «Qué hemos de hacer para trabajar en las obras de Dios?». Jesús da también a esta pregunta una respuesta inesperada: “La obra de Dios consiste en que creáis en el que él envió”.

La fe es, a buen seguro, una realidad que cualquier persona debe acoger de una manera activa, pero, fundamentalmente, es un don de Dios, una obra del mismo Dios. Esta es la idea de fe que debemos tener nosotros también: una obra que llevamos a cabo con Dios, una obra en la que Dios es el actor principal, y en la que nosotros somos simples colaboradores, nos adherimos con confianza a la persona de Jesús y, por medio de él, a Dios.

Poder tener este pan del cielo es algo maravilloso. Por eso la gente le pide en seguida a Jesús: «Señor, danos siempre de ese pan». Y Jesús remacha: «Yo soy el pan de la vida: el que acude a mí no pasará hambre, el que cree en mí no pasará nunca sed». Es Jesús quien puede satisfacer de verdad nuestros deseos más profundos. Podemos encontrar en otras personas o cosas satisfacciones superficiales, pero no la satisfacción plena y profunda para nuestra vida; de ahí que permanezcamos siempre en una situación de hambre y de sed. En cambio, el que acoge a Jesús plenamente en su propia vida deja de tener hambre y sed, porque sus deseos ms profundos quedan saciados.
Pidamos al Señor que nos dejemos guiar por él, a fin de orientarnos a la verdadera adhesión a él en la fe, y encontraremos así la paz profunda.

Pablo nos invita en la segunda lectura a despojarnos del hombre viejo con su conducta, del hombre que se corrompe tras las pasiones engañadoras, y a renovarnos en el espíritu de nuestra mente, a revestirnos del hombre nuevo, creado según Dios en la justicia y en la santidad verdadera. Este hombre nuevo es Cristo. Debemos revestirnos de El porque Cristo es verdaderamente el hombre nuevo que nos da un corazón nuevo, nos comunica el espíritu nuevo, el Espíritu Santo. Por eso debemos abandonar nuestras perspectivas demasiado humanas y demasiado estrechas. No debemos estar preocupados por las satisfacciones materiales, sino que debemos buscar adherirnos en la fe a nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Él es el pan de vida, que satisface nuestros deseos más profundos, nuestras necesidades más esenciales y nos dará la alegría perfecta en el cielo.,

Señor, ¡dame siempre de tu pan! De ese pan Eucaristía que diviniza mi humanidad. De ese pan de tu Palabra que me muestra el camino que hay que recorrer, con sus luces y sombras. Y en este momento, de ese pan de la oración que fortalece mi espíritu, por eso te pido que ilumines esta oración para llenarme de Ti y poder, así, llevarte a los demás. Señor, no permitas que busque señales sino que siempre confíe en tu amor.

Perdona, Señor, mi ingratitud. En mi necedad me limito a pedirte cosas pasajeras, alimento que me satisface hoy pero no es suficiente para mañana, mientras que Tú me ofreces el alimento espiritual que auténticamente puede saciar mi hambre. Gracias, Señor, por tu Eucaristía, por el gran don de Ti mismo, gracias por esta gran prueba de tu amor. Quiero corresponderte siempre. Señor Jesucristo, te necesito. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por perdonar mis pecados. Toma el control del trono de mi vida. Hazme la clase de persona que quieres que sea.” Padre lleno de amor, tú que te complaces en la misericordia y no te dejas ganar en generosidad y compasión, perdona siempre nuestras faltas y todo aquello con lo que herimos a tus hijos alejándonos así de tu casa y de tu mesa, así, con la luz de tu Espíritu Santo reconoceremos que tu amor es más grande que nuestras faltas y volveremos a ti con un corazón contrito y humillado.  Gloria y alabanza a ti, Señor. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Por Jesucristo nuestro Señor.Amen,y Amen .

GRACIAS SEÑOR POR ESCUCHARNOS

Hermes Sarmiento G.

De Colombia

Cristiano católico

* Te agradecería compartieras con tus amistades este mensaje.
Con el mayor de mis respetos.

Saludos, Dios los Bendiga. *

GRACIAS POR  TU AMISTAD, FELIZ DIA.

 Si deseas escribirme, hazlo a este correo.

Así, responderé oportunamente.

Gracias

Hermes281955@hotmail.com

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Nota Importante:

Las imágenes que  utilizo en este mensaje, son a modo de ilustración, y no para adoración.

“No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra: No te inclinarás á ellas, ni las honrarás; porque yo soy Yahvé tu Dios”. Éxodo 20:4-5

GRACIAS POR  TU AMISTAD, FELIZ DIA.

Hermes Sarmiento G.

De Colombia

Cristiano católico



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Maritzaj Enviado: 24/08/2012 04:17
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