Nos conectamos mentalmente con los otros sanadores que vayan a participar e imaginamos que estamos todos sentados en círculo, dentro de una gran esfera de luz azul, aunque por dentro la veremos blanca brillante, semejante a una red esférica tejida con hexágonos de luz, y la esfera está situada por encima del planeta Tierra.

Miramos el suelo donde estamos sentados, es blanco brillante. En esta sanación estamos unos 30 sanadores. Encima de la Esfera azul y blanca sentimos otra gran esfera de Luz Blanca que nos dirige y alienta.

Nos miramos a los ojos unos a otros y vamos reforzando nuestros vínculos. Abrimos nuestro corazón al sentimiento de cariño y amor que tenemos hacia los demás sanadores. Este sentimiento de amor y gratitud entre nosotros rápidamente nos limpiará la visión.

Empezamos a ver y sentir los ángeles a nuestro alrededor, sobre nosotros, detrás de nosotros y en el centro de la esfera.

Ahora, entramos en meditación más profunda y pedimos a todos los ángeles y Arcángeles de la Tierra, a los ángeles de la sanación, a los Maestros y Maestro Ascendidos Ascendidos que participan en el Plan Divino del Planeta y a todos aquellos seres de luz, hermanos mayores, Maestros que deseen participar, les pedimos que nos ayuden en esta Sanación Crística Angélica planetaria.

Sentimos la llegada de estos grandes seres al llamado que hemos realizado.

Llevamos nuestras manos al pecho, con las palmas de las manos sobre el pecho, la mano derecha encima de la mano izquierda. Y con la intención decimos:

Abro mi corazón al Amor Incondicional en la Tierra, y desde este círculo de Gracia, enviamos Sanación Espiritual a todos los seres, a toda la vida, en el planeta Tierra. Que los ángeles iluminen la Tierra.

Bajamos las manos y las ponemos sobre las piernas con las palmas abiertas hacia arriba uniendo las yemas de índice y pulgar, o en otra postura que nos sintamos cómodos.

Veremos ahora un haz de Luz que desciende desde la Gran Esfera Azul hasta el planeta.

Primero dirigimos esta sanación angélica a todas las personas que han pedido sanación y están en la lista de sanación, y dejamos que esta energía angélica llega a ellos. Algunos podréis ver como los ángeles están con estas personas realizando sanación espiritual elevada. Nos mantenemos unos minutos enviándoles sanación y observando cómo les llega sanación a sus respectivas casas.

Cuando sintamos que es el momento, con la intención dirigimos el haz de luz a todo el planeta y sentimos y vemos cómo los ángeles de la Tierra junto con ángeles de todo el Cosmos realizan sanación espiritual elevada en todo el planeta Tierra. Vemos la Tierra brillante y las personas felices, sonriendo, unidas en amor y en paz.

Según se realiza esta sanación la esfera brilla más y más en luz y todos los bloqueos energéticos que podamos tener los sanadores comienzan a liberarse y comenzamos a sanar, a fin de realizar un trabajo de sanación más elevado y así ayudar a elevar la vibración planetaria.

Cuando veamos que es el momento volvemos la atención a la esfera de Luz, sentimos cómo la energía se va calmando y ponemos toda nuestra atención en el centro de la gran esfera, allí se concentra la energía sutil de un Ser Divino con un mensaje particular para cada uno de nosotros, un mensaje para nuestro camino de sanación interior.

Recibimos nuestro mensaje, lo repetimos mentalmente para recordarlo y agradecemos este momento.

Primero damos las gracias al Ser Divino que nos ha entregado el mensaje, posteriormente a todos los trabajadores de la luz o sanadores conscientes que hay en la esfera de luz y por último a todos los ángeles, maestros y seres de luz que han hecho posible la sanación espiritual crísitica angélica.

Observamos la Tierra desde la esfera y suavemente vamos descendiendo hasta nuestra casa, en nuestra casa a nuestra habitación y en nuestra habitación hasta nuestro cuerpo, una vez en nuestro cuerpo vamos respirando suavemente y poco a poco vamos saliendo de la meditación, muy suavemente. Conscientes del trabajo que hemos realizado.

Nada más salir volvemos a agradecer juntando las manos, palma contra palma, a la altura del pecho, y posteriormente, con calma, anotamos el mensaje y aquello que hemos recibido en esta sanación.

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Altair García