Nuestro cuerpo está formado por innumerables células y que estas son diminutos imanes, cada órgano producirá su propio campo magnético con una potencia limitada a su rango de acción. Estos campos magnéticos de los diferentes órganos no permanecen estáticos, sino que fluctúan constantemente, dependiendo de los estados de actividad o reposo, de las influencias externas y de lo que el cuerpo recibe en forma de alimento.
Para conservar un buen estado de salud, es indispensable mantener el equilibrio entre los campos magnéticos de los diferentes órganos, ya que toda alteración del campo magnético de determinado órgano, alterará el funcionamiento de todos los demás; lo que equivale a ESTAR ENFERMO.
Por esta razón, la necesidad de conservar el equilibrio y la armonía de los campos magnéticos de nuestro cuerpo debe ser de vital importancia.
Si bien los imanes actúan en la totalidad del cuerpo mediante la energía magnética, es la sangre la mas propensa a recibir sus efectos ya que contiene hierro.