Con el domingo de Ramos
la liturgia de la Iglesia abre la Semana Santa
Hemos de evitar el peligro de asistir a ella como
“espectadores”
que contemplan unos hechos desde fuera.
El Espíritu Santo desea que conozcamos
lo que Jesús vivió desde su corazón
para que también nosotros abramos nuestro corazón
y nos unamos a El.
Que nos dejemos iluminar por la interioridad de Cristo.
Los sufrimientos de Cristo
nos salvan por el amor con que los ha vivido,
un amor que le ha llevado
a dar la vida libremente por nosotros.
Acompañemos a Cristo en su dolor,
sabedores de poder acompañarlo un día en su gloria:
“Acrecienta, Señor,
la fe de los que en ti esperan
y escucha las plegarias de los que a ti acuden,
para que quienes alzamos hoy los ramos en honor de Cristo victorioso, permanezcamos en él,
dando frutos abundantes”
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