Adondequiera que miro, veo el cambio de la vida. Dios está en cada parte de este mundo cambiante y está en mí a medida que crezco. Los libros que leo, las películas o programas que veo y los servicios religiosos a los que asisto pueden ofrecerme inspiración para mi transformación, mas la mayor influencia es la presencia de Dios en mí. Esta Presencia me lleva a expandir mi visión de la vida, me da valor para salir de mi zona de comodidad y ayuda a responder al cambio con receptividad y entusiasmo.
Las experiencias de la vida promueven mi crecimiento espiritual y me enseñan a confiar en la presencia de Dios. Con fe, avanzo ante toda transición y soy transformado.
Cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios.—Romanos 12:2
Sacio mi sed de comprensión al beber de la fuente de conocimiento en mí. Me sirvo de este manantial durante momentos de reflexión en el Silencio. En armonía con la sabiduría divina, dejo atrás soluciones generadas por el intelecto o el ego. Dejo ir la autocrítica acerca de lo mucho o poco que sé. Afirmo la Verdad: Soy sabio y estoy bien informado; sé lo que necesito saber.
En la claridad del Silencio, cualquier pensamiento turbio que bloquee mi guía es eliminado. Un conocimiento interno, que es más seguro y firme que cualquier creencia falsa, surge en mí. Confiado y claro acerca de lo que tengo que hacer, actúo según la guía que recibo y procedo con comprensión divina.
Nos visitó desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas … para encaminar nuestros pies por camino de paz.—Lucas 1:78-79
Las palabras de un himno religioso me recuerdan que juego un papel importante para la paz mundial: “Que haya paz en la Tierra, y que comience conmigo”. Primeramente he de tratarme con amor y compasión. Al perdonarme y dejar ir la necesidad de ser perfecto, juzgo menos a los demás.
Al aceptar a los demás y a mí mismo, reconozco y aprecio nuevas perspectivas. Estimo la gran diversidad de individualidades. Aunque nos expresemos de distintas maneras —mediante nuestros puntos de vista, lo que nos gusta y lo que no nos gusta— estamos interconectados. Somos uno. Al abrir mi corazón a la aceptación y al aprecio, contribuyo a la paz mundial.
Y Dios, que es quien da constancia y consuelo, los ayude a ustedes a vivir en armonía unos con otros, conforme al ejemplo de Cristo Jesús.—Romanos 15:5