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De: Tatisverde (Mensaje original) |
Enviado: 03/01/2016 01:41 |
Marco una pauta positiva.
Las contribuciones que hago a la sociedad puede que no siempre sean monumentales. Sin embargo, cada día encuentro maneras significativas para servir y hacer del mundo un lugar mejor. Lo hago al compartir mis dones, talentos y habilidades cuando aliento a alguien, sirvo de voluntario o presto servicio donde me necesiten.
Como creación de Dios, nací para expresar mi divinidad innata. Busco oportunidades para contribuir al mundo compartiendo mis regalos y mi amor. Cuando saludo a los demás, soy amable y sonrío. Sé que cuando doy libremente, hago la diferencia. Por medio de mis pensamientos, palabras y acciones afirmativas, envío ondas de energía positiva. Al compartir de corazón, contribuyo a un mundo mejor.
Por sobre todas las cosas, ámense intensamente los unos a los otros.—1 Pedro 4:8
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Dios está conmigo y todo está bien.
Si no estoy seguro de cómo orar, recuerdo el consejo de Jesús y digo el Padrenuestro: “Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”. Enfocar mi pensamiento en Dios profundiza mi comprensión.
“Venga tu reino. Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo”. Dejo ir y dejo que Dios establezca el orden divino en mi vida. “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”. Dios me bendice con lo que necesito. Sólo tengo que pedir y Dios proveerá.
“Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Así como Dios me perdona, perdono a los demás. Dejo ir rencores y confío en que Dios aclara cualquier malentendido. Más importante aún, me perdono a mí mismo.
¡Siento gratitud por todas mis bendiciones!
Hágase tu voluntad.—Mateo 6:10
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Hoy celebro que mis sueños se cumplen.
En lo profundo de mi corazón, mis intenciones y mi fe se entretejen para revelar posibilidades gloriosas. A pesar de cualquier apariencia de escasez o limitación, permanezco firme en mi fe y vivo mis sueños. Mis intenciones son poderosas y ofrecen la visión para mi vida.
Tengo presente que los pensamientos que mantengo en mi mente dan forma a mis experiencias. En mis momentos callados, percibo las ideas divinas y las utilizo como bloques para edificar mi vida. Logro resultados nuevos y positivos. Momento a momento, mis sueños se convierten en realidad. Mantengo mi atención en la visión más elevada para mi vida. Alcanzo mis metas y reconozco que un despertar espiritual se lleva a cabo en mí. ¡Celebro con gozo el cumplimiento de mis sueños!
¡Para Dios no hay nada imposible!—Lucas 1:37
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Soy un ser espiritual dinámico.
La palabra dinámico a menudo se utiliza para describir a alguien con una personalidad extrovertida y energética. Mas el origen griego de la palabra, dunamis, significa poder milagroso. Así que en el sentido más fiel de la palabra, aquellos que estudian y aplican los principios de Verdad son dinámicos. Cuando utilizamos la Verdad, nos vinculamos con nuestro poder milagroso —¡estamos dinámicamente vivos!
Energizamos todavía más nuestro poder espiritual cuando practicamos la oración y la meditación, el perdón y el amor. Podemos ver resultados tangibles o sencillamente lograr un profundo sentido de paz. Somos seres espirituales dinámicos que expresan poder divino gracias a nuestra unidad con Dios.
Dios dijo: “Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen”.—Génesis 1:26
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Sigo mi luz interna y prosigo con fe.
Soy guiado continuamente por un conocimiento interno. Así como ciertas aves migran y ciertos animales invernan, cuento con una sabiduría natural que me guía y me apoya para hacer lo que me corresponde.
A menudo, al tomar tiempo en el Silencio, soy bendecido con el amanecer de una nueva visión. El Espíritu me guía, y sé lo que he de hacer. La respuesta que busco también puede aparecer por medio de acontecimientos sincronizados, aparentes coincidencias o circunstancias repetitivas. Me pregunto: “¿Qué me está diciendo el Espíritu?” Una vez que mi dirección es clara, tomo acción. Me alineo con mi guía y avanzo con fe. Al seguir mi conocimiento interno, me lleno de paz.
Yo te voy a hacer que entiendas. Voy a enseñarte el camino que debes seguir, y no voy a quitarte los ojos de encima.—Salmo 32:8
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La salud es mi verdadera naturaleza. Yo soy vibrante y fuerte.
Mi verdadera identidad espiritual, el “YO SOY”, es la fuente y el catalizador para mi curación. Al dirigirme a esta presencia interna para reafirmar mi salud, encuentro que lo que he estado buscando ya está presente en mí. Descanso en este lugar de amor y luz, y descubro todo lo que necesito para avivar mi salud.
En el centro de mi ser mora la verdad eterna de que la salud es mi estado natural. Soy uno con el manantial de toda vida y todo poder espirituales. Cuando utilizo mi poder divino, me lleno de energía y vitalidad. Mi camino hacia la curación es uno interno, un viaje satisfactorio hacia mi verdad. La salud es mi verdadera naturaleza. Soy vibrante y fuerte.
Dios le respondió a Moisés: “YO SOY EL QUE SOY”. Y añadió: “A los hijos de Israel tú les dirás: “YO SOY me ha enviado a ustedes”.—Éxodo 3:14
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