La luz divina ilumina mi mente y me guía hacia el bien.
Al buscar respuestas en la vida, puede que haga una lista de los pro y los contra, investigue opciones o consulte con otros para aumentar mi conocimiento y ampliar mi perspectiva. Luego viene el paso más importante: poner todo en manos de Dios.
La guía divina llega como una comprensión acompañada de un sentimiento y una sensación de lo que es correcto —proporcionando la paz y el gozo de saber que la respuesta ya existe. Esta guía viene de maneras que no puedo ignorar y que mi corazón reconoce como verdaderas.
Descanso con anticipación apacible y agradecida. Tengo fe en que la luz divina me lleva siempre hacia aquello que es para mi mayor bien. Aguardo en la luz del discernimiento. La convicción de las respuestas deseadas y el amanecer de la comprensión siempre llegan.