Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.
El corazón de su marido está en ella confiado, y no carecerá de ganancias.
Le da ella bien y no mal todos los días de su vida Busca lana y lino, y con voluntad trabaja con sus manos.
Es como nave de mercader; trae su pan de lejos. Se levanta aún de noche y da comida a su familia y ración a sus criadas.
Considera la heredad, y la compra, y planta viña del fruto de sus manos.
Ciñe de fuerzas sus lomos, y esfuerza sus brazos. Ve que van bien sus negocios; su lámpara no se apaga de noche. Aplica su mano al huso, y sus manos a la rueca.
Alarga su mano al pobre, y extiende sus manos al menesteroso. No tiene temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles.
Ella se hace tapices; de lino fino y púrpura es su vestido. Su marido es conocido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra.
Hace telas y vende, y da cintas al mercader. Fuerza y honor son su vestidura; y se ríe de lo porvenir. Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua.
Considera los caminos de su casa, y no come el pan de balde. Se levantan sus hijos y la llaman bienventurada; y su marido también la alaba:
Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas. Engañosa es la gracia y vana la hermosura; la mujer que teme al Señor, esa será alabada. Dadle del fruto de sus manos, y alabénla en las puertas sus hechos.